No existe la suerte

¿Cuántas veces has oído aquello de «no tuve suerte», o «jugué bastante bien, pero mi oponente tuvo más suerte» o «Estaba bien preparado, pero no tuve ninguna suerte»? Pero jamás admitiremos que fallamos, que es más verdadero, auténtico y real que la suerte.
¿Existe la suerte o la mala suerte? ¿Es la suerte o la mala suerte un fenómeno o fantasma en nuestra mente? ¿Qué dirían los curanderos, los mediums, los magos, los sabios, los menos sabios, los ignorantes, o (¿por qué no?) los charlatanes, los de la calle? Todos tienen derecho a una opinión, todos tienen derecho a expresarse, como cada uno parece tener el derecho al silencio… Casi todos dirían que necesitamos suerte.
Pero, en contra de la opinión popular, la realidad es que no existe tal cosa como la suerte, ni esperes nada de la suerte, y es muy posible que tu buena preparación, tu perfecta puesta a punto, tu prudencia, siempre al cuidado de tus deberes y obligaciones, los observadores o los críticos lo califiquen de suerte, porque los humanos parecemos ser muy apasionados y muy rápidos en opinar, correcta o incorrectamente, pero jamás conocí a una persona con talento y bien preparada hablar de suerte o soñar acerca de ella, porque la suerte, lo creas o no, es para aquellos que no parecen confiar en sus posibiliades, porque si estás preparado, dedicado y dispuesto para cualquier proyecto no necesitas suerte.
Otra situación muy diferente y concreta es la esperanza, especialmente para los creyentes y amantes de lo religioso/psicológico, porque es una creencia y casi una vivencia que casi todos profesamos porque nos conforta y ayuda a enfrentarnos a las situaciones de nuestra vida. Si perdemos la esperanza, perdemos casi todo, porque es una creencia y viviencia, pero si estamos excelentemente preparados, dedicados y dispuestos a triunfar, no necesitaremos suerte.

José Antonio Rivero Santana

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