Mosqueteros y cainitas y una tomadura de pelo

Por fin el bipartidismo institucional se ha roto y nos vamos a «homologar», ¡qué horror!, a esa elitista, egocéntrica y pija Europa capitalista, que, sin conciencia, ni valores humanos altruistas, solidarios, y de igualdad, nos marca nuestro modelo de vida a seguir sí o sí. Encorsetada en la pobreza, la desigualdad, y la falta de recursos, para una vida digna arrebatada, con sus patrones restrictivos, deshumanizados por sus poderes omnímodos.
En esta nuestra singular España cohabitan dentro de sus propios hemisferios las dos primeras fuerzas centrífugas, el PP y el PSOE. Y estas dos fuerzas antagónicas, divergentes sus líderes, en las antípodas ideológicas cada uno, presentan su forma diferente de homogeneidad y equilibrio de unidad sin fisuras, según donde. Y de ahí este título que doy a este artículo que le viene como anillo al dedo.
En la derecha son como la película «Los tres mosqueteros» y su célebre conjuro: uno para todos y todos para uno. Y en la izquierda, la historia bíblica de Caín y Abel es la que hay, y esto es lo que marca y define una fuerza política de otra, aparte de sus ideologías. La derecha, a todas luces hecha una piña alrededor de su líder, aunque éste sea mediocre y perdedor de su mayoría absoluta a causa, de su nefasta, antidemocrática, dura y mala gobernanza, más la corrupción organizada. Y la izquierda, montaraz y desunida desde siempre, por un cainismo integrado en la piel, con sus luchas intestinas de diferencias internas de pareceres y dominio que los enfrentan y los hacen vulnerables ante cualquier derrota incluso de sí mismos, que está propiciando este cainismo endémico, que hace zozobrar y perder a esta izquierda desunida y, por ende, a los votantes que habían puesto sus esperanzas de salir del yugo; y de la asfixiante y terrible situación de pobreza degradante junto a la pérdida de los derechos y valores adquiridos de la libertad, dignidad, igualdad, etc., y que, ahora, ven con estupor, indignación, y desesperanza, estas desavenencias que tanto perjudican y desasosiegan a la izquierda de a pie, con esas luchas internas, y no poniéndose de acuerdo como en el PP, «todos para uno…», y no andar como los funambulistas, por la cuerda floja y abstraídos en sus elucubraciones, y menús de ideas, y protagonismos, y caigan al vacío y se estrellen.
Pero ese día en que todas las fuerzas políticas viejas y nuevas entraron en el Congreso para representar cada uno de los partidos emergentes sus formaciones políticas, fue un estallido de color y armonía que rompió el monocorde, encorbatado y anodino gris que era la estampa fija del hemiciclo. Y ahora, las jóvenes y modernas rastas «limpias sin piojos», los descorbatados vestidos de pueblo de a pie, enriquecidos de inteligencia, libertad, igualdad y solidaridad están ahí y han venido para quedarse, caiga quien caiga. Mientras, el despistado e impredecible Rajoy «ignoraba» la súper corrupción delictiva que se cocía y mangaba sistemáticamente desde hace años en el partido, y ahora, en la actualidad, al por mayor, que le salpica a él, e, indeciso y extraviado, deshoja la margarita: «Me presento o no me presento a la investidura. Quiero seguir siendo presidente, pero seré… o no seré…». ¡Qué tomadura de pelo!

Josefina García

1 comentario

  1. Doña Josefa, diga que SÍ, que Europa no tiene conciencia ni valores humanos ni valores solidarios ni igualitarios; Venezuela, Iran o ISIS, esos sí !!

Dejar una contestacion

Tu dirección de correo electrónico no será publicada.


*


*