Torrevieja ha sido uno de los puertos marítimos más importantes del mundo. Los veleros y motoveleros surcaban los mares haciendo la ruta de las américas y recorriendo el Atlántico y el Mediterráneo, llenando su dársena de palos, jarcias y velas de todo tipo. En sus playas, los maestros de ribera realizaban y se enorgullecían de sus hermosos y ligeros barcos de reconocido prestigio.
Esta tierra nuestra llenó los mares de marineros y patrones de cabotaje dotados de un arte y saber fuera de lo común, personas con un fuerte carácter, acostumbrados a luchar contra la adversidad y a disfrutar de la vida cuando esto era posible, amantes de la música y del canto, supieron traer de su viajes la hermosa habanera, que caracteriza a nuestra población y que es reconocida universalmente.
Estos hombres y sus diligentes mujeres fueron el germen de esta ciudad, de nuestra amada Torrevieja. Sus descendientes hoy se cuentan por miles, habitando por todo el mundo, amando su historia, sus raíces, sus costumbres, estas costumbres nuestras que van desde un buen caldero de pescado a un pulpo seco a la lumbre con chorro de aceite y limón, nuestras lapas hervidas o crudas con limón, platos más o menos elaborados que nos hacen rozar el cielo gastronómico sin necesidad de más estrellas que las que cubren nuestro cielo, o las de la corona de nuestra patrona la Inmaculada Concepción, o la de la Virgen del Carmen, patrona de los marineros. Pueblo imaginativo y cargado de cultura, sigue alumbrando grandes artistas que están triunfando por el mundo.
Hoy os pido, torrevejenses, que no olvidéis vuestras tradiciones y vuestra cultura, que enarboléis el orgullo y la raza de vuestros antecesores y que sigáis haciendo grande a nuestra Torrevieja, como ellos lo hicieron.
Viva Torrevieja.
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