Lo siento, pero desastres

Cuando faltaban diez minutos mas o menos para que la bola del reloj de la Puerta del Sol (¿de Carmena?), bajara puntual sin la más mínima incidencia a marcarnos la hora postrera del día postrero del año con sus cuartos correspondientes que la anunciaban, mis toses y estornudos formidables que comenzaron afortunadamente sin tiritonas, han culminado en catarrazo.
Así que, como a la fuerza ahorcan, la primera mañana del año la he disfrutado en silencio y en la cama por prescripción familiar. Y en silencio fuerte además, que te zumba sordamente en los oídos, haciéndote recordar los silencios del año que se va de 2016 y que no será de buen recuerdo para la inmensa mayoría. Y es que el año pasado me acuerdo que yo pedía que el 2016 fuera mejor que el 2015 y ya ven la crónica que se puede contar de lo sucedido en esos 365 días. Atentados sin cuento, accidentes, catástrofes… Y nuestros silencios de después, pues nos quedamos atónitos. Mujeres que no dejan de morir a manos de sus parejas, otra lacra que no cesa y con reiteración, la violencia y el asesinato contra los cristianos por el solo hecho de serlo que hasta el Papa se lamenta sin entenderlo, porque desde esa cruz que odian a muerte, se pidió perdón y misericordia para los que perpetraron aquello.
Y está lo de Siria, que no debemos olvidar. Ahora también está en silencio su desgraciada ciudad de Alepo, que no ha hecho más que existir desde siglos en una encrucijada geopolítica de intereses y que ha sido prácticamente destruida, y por supuesto y lo más grave, con centenares de miles de víctimas, por no decir de muertos y heridos. Han callado los cañones y las bombas y las ametralladoras y las explosiones. ¿Mantendrán esa tregua mucho tiempo más los señores de la guerra, que son quienes deciden?
Perdónenme mis lectores por esta crónica sombría, pero ya ven cómo comienza este 2017. Más atentados, más muerte y desolación. Ha dicho un senador estadounidense que el mundo ha cambiado a un mundo aterrador y no sé si estará mejor informado que nosotros.
Y luego está la política de aquí de acá y de acullá. Brexits y referendos fallidos, desconcierto total. Y en nuestra España yo creo que seguimos igual. Dos partidos ya mayores que no saben lo que hacer y dos que llegan jovencitos que tampoco. En nuestra Torrevieja dicen que el año nuevo será el de la moción de censura al equipo de Gobierno.
Y para terminar, lo hago con una nota simpática de las declaraciones en entrevista del cura párroco de San Antón de Madrid, el padre Ángel, campechano y mediático, que, además de distribuir bienes y bendiciones como ahora hacen todas las parroquias con sus Caritas, va el «pillín» y a una de las preguntas del entrevistador dice que él no se mete en política -igual que Franco decía-, pues es de Rajoy por la mañana y de Carmena por la tarde.

José Ortiz RochE

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