Joseph Rudyard Kipling nació en Bombay (India) el 30/12/1865. Primer hijo del escultor y profesor de arte John Lockwood y Alice McDonald, británicos: se habían conocido cerca del lago Rudyard, por cuyo recuerdo, al estar su padre destinado en la India, ejerciendo su oficio, le pusieron al nacer el nombre de ese lago. De pequeño, a él y a su hermana Alice (Trix) les encantaba recorrer los mercados y tenderetes de especias, inciensos y perfumes exóticos hindúes, pero aquellos inocentes goces fueron cortados por invisible tijera, en forma de padres, que los enviaron a estudiar a Gran Bretaña. Para el niño supuso un cambio radical muy traumático para su alma sensible, y más, siendo tratado con frialdad, malos modos y algún que otro castigo físico de la señora Holloway, con la que vivía y lo menospreciaba, por eso se refugió en los libros, como una forma de evasión o rebelión, leyendo obras de Daniel Defoe, Ralph Waldo Emerson…; hasta que la lagarta señora se los confiscó, logrando con ello que a los 11 años sufriera un colapso nervioso. Vino su madre desde la India para atenderle, llevándoselo de viaje y que se le fuera el estrés. Después lo cambió de domicilio y matriculó en la escuela de Devon: así recuperó su autoestima y se convertió en editor del periódico escolar. Luchó cuanto pudo, a pesar de la pobreza de sus padres, por aprender periodismo, literatura, empezando a escribir sus primeros libros, cuentos y poemas. Viajó varias veces de India a Inglaterra y viceversa, visitando casi todos los países del mundo, lo que le sirvió de aprendizaje. Algunas de sus obras más famosas: «La luz que se apaga». «El libro de la selva». «El hombre que pudo reinar»…; aunque las más tiernas y que la gente hemos visto mas veces: «La mascota del regimiento», con la simpática Shirley Temple, y «Capitanes intrépidos», donde se desató la ternura entre Spencer Tracy y el joven Freddie Bartholomew (pescadito). Kipling murió de una hemorragia interna el 18/1/1936, con sólo 71 años, pero su legado perdurará para siempre.
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