Agosto es tradicionalmente un mes de despedidas en Torrevieja. Después de las numerosas fiestas en los barrios (San Emigdio, San Roque, Cabo Cervera, etc.), despedimos al grueso de los visitantes que se acercan a disfrutar de los encantos de la ciudad de la sal, a los que ya se han unido las visitas guiadas a las salinas, y, en breve, las nuevas rutas ecoturísticas. En algunos casos, somos nosotros mismos los que debemos tomar la difícil decisión de despedirnos; en otros, las despedidas llegan de forma natural, con el curso de la vida, aunque no por más esperadas son menos sentidas. En esta ocasión, Torrevieja despide a uno de sus hijos adoptivos más activos: Tomás Martínez Domenéch, infatigable presidente del Casino durante tres décadas, que fue además presidente de diversas entidades deportivas y sociales, y concejal en los primeros compases de la democracia. También dijimos adiós en los últimos días a la periodista Concha Montijano, muy vinculada a la ciudad. Las despedidas dejan una inmensa sensación de vacío, y más si son de seres queridos, pero siempre nos quedará su recuerdo, y las transformaciones que propiciaron, bien en la sociedad, o a nivel individual, a través de lo que nos aportaron. Despedimos en estas fechas también lo que podría considerarse el curso 2016-2017, terminando de perfilar los últimos flecos, como en el caso de la modificación créditos que permitirá inversiones contempladas en el fallido presupuesto municipal de 2017. Septiembre y el nuevo curso están a la vuelta de la esquina; es el momento de apostar fuerte por nuevas ilusiones, retos y proyectos. Nuestras páginas estarán listas para dar cuenta de todo ello.
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