De los nervios…

A cierta edad ya resulta difícil encontrar situaciones cotidianas que te pongan de los nervios, que te desquicien. Pues va a ser que no. No es nada raro, de momento, ver -y sólo ver- lo que está ocurriendo en nuestra ciudad. Bueno, no estoy de los nervios, porque soy muy tranquilo, pero… atónito sí estoy, y mucho. Vamos a ver: el cierre del Teatro, que no hay manera de reabrir; el vallado de solares y multa a los propietarios que no cumplan las ordenanzas -muy, muy tarde, pero bien-; el verosímil hundimiento del Pascual Flores; la imagen sucia de la ciudad; los escasos medios para mantener con cierta dignidad una red de alumbrado público totalmente obsoleta; menos mal que ya se ha adjudicado la limpieza de los edificios públicos (precisamente a Acciona, y no con ello quiero decir nada mal intencionado, ¿eh?); lo que está costando el arreglico de la dichosa obra junto al Ayuntamiento, con lo que las arcas públicas estarían aún más saneadas; el techo de gasto de los Ayuntamientos, que no hay forma de quebrarlo; los «chapes» que hemos pagado a los bancos, con sus respectivos intereses; la redacción del nuevo Plan General de Urbanismo, que estará para no sé cuándo y costará un montón de chapes, teniendo el Ayuntamiento más arquitectos que toda Nicaragua; la redacción de un nuevo Convenio Colectivo del Personal del Ayuntamiento, que no sale ni para atrás; la plantilla de la policía que no cubre, ni de lejos, los servicios que requiere esta gran ciudad; menos mal que el Museo para dependencias municipales, Semana Santa y demás va camino de ponerse en funcionamiento, si Dios no pone más trabas; el futuro Museo de las Eras de la Sal, que no va ni para un Cristo; la cantidad de euros que se han tenido que pagar por sentencias de Corporaciones anteriores; el lío montado en la Sociedad Cultural Casino ante la elección de nuevo presidente/a y junta directiva; los diversos follones con las contrataciones para actuaciones de verano, que por un quítame allá estas pajas (entre dos concejales del mismo grupo) han puesto al alcalde en el ojo del huracán otra vez, sin comerlo ni beberlo; el Certamen de Habaneras celebrado en las Eras… por los pelos, ¿no?, lo digo por aquello de la puñetera licencia… Y para qué más, si con estas señas sobran para que los pelos se pongan de punta. Menos mal, menos mal, que la justicia nos ha salvado del sofoco veaniego al considerar que los perricos pueden tener su espacio en las playas para poder bañarse como los seres animales de dos patas. Yo no quería escribir del Gobierno, pero…

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