No hay nada como vivir la vida para contarla, como Gabo, para poder dejar negro sobre blanco las alturas y miserias de una política local que están al nivel de la compleja realidad política estadounidense. Véase si no algún capítulo de «El ala oeste de la Casa Blanca», «House of cards» o «Scandal», y coincidirán conmigo en que la política municipal de la ciudad de la sal debiera tener su propia serie de televisión en Netflix España o similar, que podría titularse: «Pon un poco de sal en las heridas».
El próximo mayo de 2019 hablarán las urnas y decidirá la ciuadanía. Parece un horizonte lejano, pero todo el mundillo político, local o no, parece estar viviendo ya ese mes de mayo con más fervor que los «kikos» con flores a María. Una especie de regreso al futuro donde a todos se nos ha puesto cara de Marty McFly. Regreso al futuro donde la paradoja del abuelo ha sido suplantada por la paradoja del PSOE de Torrevieja, la novia a la que unos y otros desean, al tiempo que todos aprietan el acelerador para evitar que la historia se replique a sí misma y, finalmente, sea cual sea el resultado del proceso de primarias del 11 de noviembre, de la mano de una agrupación local con las ideas claras, haya de nuevo un alcalde socialista en nuestra ciudad, como lo fue en su día, y muy bueno, Joaquín García.
Algunos siempre han jugado al politiqueo y no han pisado jamás la ventosa arena de la política. A pesar de estar viviendo de ella toda la vida (o han aspirado secretamente a ello), algunos no se han dado cuenta de que la política ha cambiado por completo desde el fin del siglo pasado. Que hay unas nuevas reglas de juego para resolver los problemas de la ciudad, unas reglas que no pasan por el parcheo de eternizar la tramitación de las soluciones con trucos dialécticos. Que el ciudadano necesita inmediatez, cercanía, alguien al que preguntar por los problemas de su calle, de su acera, de su gente. Necesita políticos capaces de mirar a los ojos, de reconocer errores, de ponerse en su lugar; capaces de reír y llorar con ellos. Con coraje para gobernar pensando en el interés general. Y esto, guste más o menos, les siente mejor o peor a la endogamia seudopolítica de algunos partidos, lo encarna a la perfección, hoy por hoy, una acción política desde la socialdemocracia. Tal vez por eso, algunos visten obstinadamente de cilicio y ceniza sus discursos políticos y otros andan decostruyendo o, literalmente, inventándose el pasado con la vana intención de frenar el futuro.
Ayer quedó de manifiesto que el Frente Popular del 36 (que empezó a gestarse en el 34) se repite de la mano de golpistas, separatistas, comunistas y batasunos. Y que Snchz no está contra el golpe, sino con el golpe. En lugar de apoyarse en PP y Cs, rompe relaciones. Socialdemocracia? Menudo insulto a la socialdemocracia…
¿Sabéis en la PSOE lo que es una nación? ¿Sí? ¿Qué es?
PD: La oferta de trabajo para un maestro que enseñe la gramática a mi nietecillo sigue en pie y la plaza vacante.