Plutarco Elías Calles fundó, el 4/3/1929, el PRI (Partido Revolucionario Institucional) Mexicano, de centro-derecha, erigiéndose él mismo como presidente. Era un ser abominable en todos los conceptos: sanguinario, asesino, cruel, despiadado y un largo etc. Un día, estando en la Asamblea, con el espacio lleno hasta rebosar, pidió a sus ayudantes que le trajesen una gallina, a la que sujetó fuerte. Con una mano y con la otra, la fue desplumando, con total parsimonia, haciendo caso omiso a las «¡Clo-clos!» del angustiado animal. Acto seguido la dejó sobre el piso, exclamando: «¡Admiraos ahora de lo que va a suceder!». Tomó un puñado de trigo que iba arrojando a la gallina, que, dolorida y sangrante, engullía agradecida por la dádiva. Plutarco dio varias vueltas a la sala, siempre seguido de la sufrida ave, entonces, en un gesto despiadado, le dio una patada, ordenando a sus ayudantes que le retorcieran el pescuezo y la guisaran para comerla. Con risita cínica dijo: «¿Visteis cómo me siguió la gallina, a pesar del dolor que le causé? ¡Así de fácil se gobierna a los estúpidos! El populacho persigue al gobernante tirano a cambio de un mísero salario, aguanta los recortes sociales, la subida de tasas, impuestos de alimentación… y encima están agradecidos y nos vuelven a votar en los comicios. El regalo barato es la promesa de cosas que ellos anhelan y que el político sabe a través de los chivatos infiltrados entre la plebe. Se conforman con comida para 1 ó 2 días, a cambio de un voto de confianza, que se incumple, pero así es y así será siempre. ¡El clásico listo mofándose del inútil ignorante!».
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