Carta abierta a Marisa Montesinos, la hija del Cano

Estimada Marisa: sabes que te admiro y te quiero. No tanto como te adoran tus hermanos, Jose, Eliseo, Inma y Mari Carmen. Pero que seas la «chiguita» pequeña de Maruja y de José Antonio «El Cano», uno de los mejores albañiles y maestro contratista de obras de la historia de Torrevieja, no es cualquier cosa. Dicen por ahí que eres «una chispica» especial. Si te conocieran bien, sabrían que lo eres y mucho. Que seas alumna de ALPE y el «ojico» derecho de medio pueblo te da más pedigrí y más categoría que al actual alcalde de Torrevieja y a todo su equipo de Gobierno juntos. Puedes estar tranquila. Eso, a él y a los que le rodean, les da igual. Debes saber que ese sitio donde quieres ir a vivir con tu maleta, ahora que tienes 44 años y ves que tus «sobrinicos» empiezan a volar, te doy mi palabra, que será tu casa. La Residencia en Delfina Viudes, que una «no se quien» de Villajoyosa ha regalado a Valencia, y que estaba destinada para personas especiales como tú, será para torrevejenses con necesidades singulares o simplemente no será. Ni llores; ni te preocupes; dile a la buena gente de ALPE y de APANEE que tu amigo Joaquín, el que le pidió a un Presidente del Gobierno de España que te diera dos besos y abrazo en la puerta del «Mediterráneo», sabe que Eduardo Dolón y todo su equipazo recuperarán esa residencia para los Campeones de Torrevieja. ¿En qué cabeza humana cabe regalar un edificio de seis millones de euros, durante 25 años, quitándoselo a los vecinos como tú de nuestro pueblo? La respuesta es fácil, Marisa; en la cabeza de Los Verdes y del PSOE local, que antepone hacerle la pelota a unos políticos en Valencia al interés de todas las personas con necesidades especiales de Torrevieja y de la comarca de la Vega Baja. La residencia de Delfina Viudes será tu casa. La tuya, y la de todos tus compañeros. Y ésa será la tranquilidad para toda la familia, que se desvive por ti, sabiendo que, por ley natural, las cosas tendrán que pasar. Te quiero ver feliz. Te quiero ver disfrutar. Eres tan especial que, por una sola vez, esta carta terminará distinta a las demás. Porque ALPE y APANEE lo merecéis todo. Siempre tuyo, Joaquín.

3 comentarios

  1. Todo mi respeto a las personas con cualquier tipo de necesidad especial, discapacitados,…. se merecen lo mejor por parte de nuestra sociedad.
    Dicho ésto, da arcadas leer el artículo de opinión de Albaladejo. Recordarle al autor del artículo que esa residencia estaba prevista que atendiera a sus usuarios a principios de 2012, cuando gobernaba él y su partido. Pero nunca fue inaugurada ni puesta en funcionamiento durante el mandato del PP.
    Quizá alguien estaba muy interesado en cobrar indebidamente 182.000€, y ahora no quiere devolver a las arcas públicas lo indebidamente cobrado, según sentencia judicial.
    Repito, todo mi respeto y apoyo a los discapacitados, pero, hay que tener estómago para escribir un artículo de opinión como éste de Albaladejo.
    Cada cual que saque sus conclusiones.

  2. Los dos comentarios anteriores sí que desvelan el sectarismo y bajeza de miras de quienes los escriben. No en vano, la historia muestra cómo «los rojos» que en el mundo ha habido nunca se han llevado muy bien con las personas con diversidad funcional. Ellos gustan de proletarios de fuertes brazos y escaso cerebro. Y sin ser parte del rojerío, tambien Hitler y su canalla nazi trato de eliminarlos, tanto como Stalin y otros referentes de las izquierdas.

    Sin embargo, Albaladejo, que no es santo de mi devoción, ha escrito una carta personalizada que rebosa sensibilidad y una estrechísima cercanía hacia una torrevejense y su familia con unos problemas que debemos atender.

    Yo no voy a votar al PP por la mencionada carta. Pero si decido meter esa papeleta en la urna será por los desmanes cometidos por el pentapartito (venido a menos). O quizá vote a VOX, para que repartan en Torrevieja la parte alícuota de los «calvotasos» que necesitan todos los políticos del panorama hispánico.

    Insisto en la sensibilidad y cercanía mostradas por Albaladejo, que son sinceras. Y que, además, le comprometen con Marisa, con su familia y, al menos, conmigo. Y yo le perseguiré hasta que cumpla lo prometido, y alzaré mi voz como reproche si abandonase su palabra.

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