Un cambio es siempre un proceso tortuoso. Aunque hayamos tomado la decisión de hacer un cambio en nuestra vida con la expectativa de ir a mejor (un cambio de trabajo, una mudanza, un nuevo miembro en la familia…), el proceso de cambio nunca es fácil ni inmediato. Implica salir de nuestra zona de confort, adaptarnos a una nueva rutina o un nuevo entorno, y, por supuesto, un aprendizaje que no será instantáneo. Incluso si se trata de algo que ya hemos hecho antes, es más que probable que, en estos tiempos de constante cambio, las circunstancias sean diferentes y tengamos que adaptarnos a las nuevas reglas del juego, para no «colarnos» y meter la pata. Así, en el Ayuntamiento de Torrevieja ha comenzado el cambio, pero a su ritmo; un ritmo que marcan, inexorablemente, los procedimientos administrativos. Por más voluntad que se tenga, en un día no se puede abrir el teatro, restablecer los trenes turísticos o dejar Torrevieja como los «chorros del oro», y menos en plena época de ocupación turística, con el contrato en suspensión y si los residentes y visitantes no toman conciencia de la importancia de mantener limpia la ciudad. Al menos, la corporación ha comenzado a trabajar y se ha puesto en marcha con el Pleno de funcionamiento, en el que saltó a la palestra nuevamente el debate de los sueldos y el personal de confianza, con el conflicto en Protección Civil y sus diferentes lecturas como trasfondo. Así pues, con una inusual actividad institucional discurre el verano en Torrevieja, mientras los miembros de la corporación -todos- van adaptándose a sus nuevos papeles y, sobre todo, llevando a cabo su «periodo de aprendizaje».
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