El abandono y dejadez del medio ambiente los vamos a pagar caros

El Presidente de la Asociación de Medio Ambiente de Torrevieja (AMAT), José Luis González, ha advertido en más de una ocasión en medios de comunicación, y corroborada esa misma inquietud por las diversas asociaciones y colectivos de España y a nivel internacional dedicadas a la defensa del medio ambiente y medio natural, que el cambio climático que estamos padeciendo en los últimos años a nivel mundial lo vamos a pagar muy caro, y esa pasividad y falta de interés nos afecta a todos los seres vivos de la Tierra. Esa alteración del cambio climático nos está avisando de que en algún momento el impacto potencial puede ser enorme, donde muchas naciones perderán parte de sus ciudades con millones de muertos. Estos impactos pueden ser por la falta de agua potable, las inundaciones, tormentas, ciclones muy fuertes, la sequía o el calor. Son los detonantes en el futuro para que suceda un suceso potencial que puede ser el más grave para la humanidad.
La crisis climática tiene consecuencias tangibles que pueden acabar en el deterioro del medio ambiente, cuyos responsables naturales son los seres humanos que habitamos este planeta. La derivación de las altas temperaturas, la descongelación de los polos, las lluvias torrenciales tipo gota fría o la nubosidad abundante… Vamos a padecer su fuerza y destrucción con lamentaciones que marcara un nuevo punto de partida. Aún estamos a tiempo para evitar estos desmanes y que en el futuro dejen de tener un efecto demoledor. Requiere del compromiso mundial de todos los políticos, empresas y del mundo industrial, haciendo un esfuerzo sin escrúpulos, y cuanto antes nos concienciamos de ello, se puede reducir el incremento de ese 30% que se ha adquirido desde el siglo pasado, con el vertido a la atmósfera del dióxido de carbono, el óxido nitroso y el metano, y la combustión de energías fósiles empleadas en la agricultura, medios de locomoción, donde se encuentran aviones, barcos, vehículos, calderas de comunidades…, que son los principales causantes de ese cambio climático a nivel mundial.
El capitalismo sin control, que te obliga a conseguir cada cierre de ejercicio unos mejores resultados tanto empresariales como económicos, no es consciente de esta situación, y su egoísmo por ganar dinero ha dejado de forma pasiva, o no le está dedicando toda la atención o el esfuerzo requerido en inversiones necesarias, a la mejora del medio ambiente. Piensan que con lo justo invertido ya es suficiente, y el cambio climático no espera, no sabe de números. Da golpes, como lo sucedido con la gota fría en la costa valenciana y Región de Murcia, pero no nos olvidemos de las grandes inundaciones sucedidas hace muy poco en China, y en otras naciones europeas, sin olvidarnos de los grandes ciclones o huracanes de América, con vientos de 350 kilómetros/hora, y la destrucción de cerca de 200.000 viviendas.
No se puede permitir que la Amazonia, que supone un 25% de toda la superficie del continente americano, sufra 30.000 incendios en lo que va de año. El desembarco de los hombres de negocios con intereses económicos importantes puestos en esa zona, posiblemente sean los causantes de estos incrementos de incendios que llevan arrasados 2,5 millones de hectáreas del ecosistema sólo durante el mes de agosto. Pero no sólo el capitalismo sin escrúpulos actúa en la Amazonia. En España, como en cualquier otra nación que goce de una gran superficie forestal, se dejan decantar incendios en los momentos más precisos y puntuales para hacer el mayor daño posible al medio natural. Esto conlleva un desarrollo agrícola, maderero y hasta minero en las zonas quemadas, contribuyendo al desarrollo de la comunidad autónoma y del país. A la larga, estos suculentos beneficios económicos, tendrán un gran costo y que afectara al clima del planeta, y, en especial, a las lluvias que se producen que cada vez son menores. Lo cierto es que en regiones del Norte y Noroeste de España y Portugal, en las zonas devastadas por los incendios, se comprueba una subida de las temperaturas, donde, en lo que va de verano, hay zonas donde no llueve durante 60 días; situación nunca vista en años anteriores.
Por lo tanto, el esfuerzo económico que se está empleando en el desarrollo del coche eléctrico ya ha dejado de ser interesante. Ahora se está haciendo una aportación de dinero y tecnología para que el vehículo ande solo sin la conducción del ser humano. Esto conlleva la destrucción de millones de puestos de trabajo a nivel mundial, con unos grandes beneficios a nivel empresarial. Pero nadie habla del impacto ambiental en el uso de los materiales de su fabricación. ¿Cómo y dónde se van almacenar o destruir los millones de baterías que cada año se tienen que sustituir? De eso no nos dicen nada. Las eléctricas se frotan las manos con semejante consumo y beneficio económico que les va a representar. Los fabricantes nos dicen que el coche eléctrico es una oportunidad de reducción de emisiones causantes del calentamiento global a la atmósfera del aire de las ciudades, puesto que un coche convencional lanza 143 gramos de CO2 por kilómetro, y uno eléctrico 76 gramos de CO2.
Ya no es posible aceptar que no estamos ante una situación de emergencia planetaria. El consumo debe ser responsable en los países desarrollados, acompañados del sector industrial. Tienen que empezar a pensar que los productos de alto impacto ecológico, por sus efectos contaminantes, tienen que ser olvidados en busca de un mejor futuro. El futuro del desarrollo sostenible pasa por una economía sostenible, la lucha contra la contaminación, el consumo responsable, la biodiversidad y el cambio climático, y combatir la desertización; objetivos que no deberíamos olvidar, de lo contrario, lo pagaremos muy caro.

José Luis González Barreiro
Presidente Asociación de Medio Ambiente de Torrevieja

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