Otra vez estamos inmersos en un proceso electoral. Y ya van cinco en este año. Los comentarios en la calle son de tal hastío que muchos han decidido -acertadamente o no- que ya no irán a votar. No faltan las voces que abogan por imponer la formación de coaliciones y evitar el bloqueo en situaciones como éstas, que nos abocan al gasto innecesario, la parálisis en la gestión, y, lo que es peor, la pérdida de la confianza en los políticos de toda clase y condición. Y mientras en Madrid no paramos de ver negociaciones fallidas y repetición de elecciones; en Torrevieja, casi sin enterarnos, ya se han cumplido los primeros 100 días del nuevo Gobierno del PP de Eduardo Dolón. Su mayoría absoluta, y el silencio -también casi absoluto- de su oposición poco tienen que ver con el panorama nacional, ni, sin ir tan lejos, con la legislatura anterior en Torrevieja. Si bien es cierto que, en este clima de desencanto político, muchos dicen que todo sigue igual que en la legislatura anterior, y que en la anterior a la anterior, etc., en cuanto a limpieza, infraestructuras, comercio local y tantos otros temas, lo que está claro es que cien días son pocos para poder juzgar el hacer de un Gobierno, máxime en una época en la que los trámites administrativos lo dilatan tanto todo, aunque sí se van apuntando maneras. Esperaremos el desarrollo de los acontecimientos; al igual que esperaremos, como agua de mayo, en una época en la que muchos comercios están echando el cierre tras el verano, iniciativas tan interesantes como La Ciudad es Nuestra, Gastrovegabaja o la Ruta de la Tapa. Esperaremos.
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