Se acordarán, queridos lectores/as, de que hace un mes, la ciudad de Beirut, icono de Oriente Próximo, quedó casi devastada totalmente. Explosionaron unas 3.000 toneladas de nitrato de amonio altamente peligroso, en un almacén que las albergaba nada mas que durante seis años, Pues todavía buscando cadáveres entre las ruinas, un perro rastreador ha olfateado “algo” y ha puesto a trabajar a los escáneres de que disponen los equipos de salvamento y que manifiestan la existencia de “una cosa” moviéndose, no sabemos hasta cuándo, con un latido de siete pulsaciones por minuto!!! …Para levantar la cabeza hacia lo alto y rezar… No sé si la noticia tendrá o no continuidad, pues a lo mejor, los ERTEs, la vuelta al cole y las fusiones bancarias la ahogarán y nunca más se supo.
En un suplemento cultural del sábado, leo una entrevista interesante que se le hace al escritor francés Lemaitre, pues, a sus ya setenta años, ha publicado el tercer tomo de una trilogía sobre las vivencias de sus conciudadanos, los franceses de esas dos o tres generaciones de entreguerras, y del trauma que a la gran mayoría de ellos le supuso la derrota relámpago de Francia ante el empuje del ejército nazi en 1940 y que propició un éxodo masivo de once millones de franceses. Dice que no escribe sobre la guerra en sí, sino sobre esa gran derrota que dejó a los franceses incrédulos y espantados, pues los medios de comunicación -siempre los medios están en medio- ensalzaban a su línea de defensa Maginot como impenetrable y saltó en cien pedazos ante el primer embate del enemigo. Once millones de historias y de guerra y avatares personales se pueden escribir. Fue mentira lo que decía el periodismo oficial y subvencionado, que no cuenta a las gentes la verdad.
Por eso, mirándome en nuestros ombligos españoles del momento, lo leo con cierta nostalgia. Todo es bonito, todo es bueno en esta era de progreso y bienestar. Pero de pronto se nos ha presentado uno de los cuatro jinetes del Apocalipsis, el que simboliza a la peste, y nos tambaleamos. Yo, recogiendo cuantas cosas leo, echo de menos una gran historia europea que no se ha escrito y que intuyo no se vaya a escribir nunca jamás. La que va del 19 con la revolución marxista hasta la caída del muro de Berlín. Con sus rescoldos todavía entre nosotros. Envenenamientos sospechosos, agresiones territoriales, manifestaciones multitudinarias en contra del poder perpetuo como ahora en Bielorrusia y muchas cosas más. ¡Pues no hay materia! Películas antinazis una, dos, tres, cuatro, mil… que está bien, porque fueron canallas, pero a la gente no se le ha explicado lo que es un Gulag ni por dentro ni por fuera…
JortizrochE
«Películas antinazis una, dos, tres, cuatro, mil… que está bien, porque fueron canallas, pero a la gente no se le ha explicado lo que es un Gulag ni por dentro ni por fuera…»
Se llama marxismo cultural y se cura uno leyendo historia (como hace Ortiz Roche).
PD: El que no lea, mejor que no escriba.