Casi todo el mundo sabe todo lo relacionado con Yocasta, el rey Layo y su hijo Edipo, por ello voy a omitir la leyenda para centrarme en el artículo que hoy nos ocupa. La moderna Yocasta del milenio 2000 no tuvo mucha suerte con el niño que le nació con deformidades y problemas serios de salud. Bebió liquido amniótico, suceso que degeneró en que el nene no anduvo nunca muy ducho en «luces», pues resultó ser el clásico tonto-malicioso, cotilla y chismoso, como si fuera una mujer, que tenemos fama de eso. A los 3 años le dio la poliomielitis, quedando uno de sus lados tocado y deforme. A los 12 años notó ciertas «novedades» en su cuerpo, como el vello escrotal y axilar, del que su madre le explicó la naturalidad y que era innato en todas las personas, pero una mañana se levantó y fue al dormitorio de su madre para mostrarle una erección, que lo tenía atemorizado; también en esa ocasión ella se lo explicó todo, pero el chico sentía una terrible sed de sexo y por eso le decía a la mamá que cuando veía a una mujer, ya fuese niña, jovencita o señora mayor, sentía la necesidad de «liarla», y, como una madre tiene que pasar por muchas pruebas, tuvo a bien meterlo en su lecho y que saciara sus inquietudes; pero, como a todos los «tontos» les da por lo mismo, estaba a cada momento queriendo «montarse en la burra». ¡Yocasta 2000, buena la liaste!
Kartaojal
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