Rodolfo Carmona
Las reacciones de los gobiernos de aquí y de allá a las quejas vecinales suelen ser de frialdad primero y de preocupación después. Al principio, es una especie de «ya están estos pesados quejándose» para pasar al cabo de un tiempo al «tenemos que ser nosotros quienes canalicemos las quejas y controlemos su alcance». Pero, no pequemos de ingenuos, no es una preocupación suscitada por los problemas o demandas planteadas, sino que son una reacción al coste en términos de opinión pública y a la merma que cada queja provoca en la imagen de supremos gestores que todo gobierno trata de trasladar a la ciudadanía.
Las quejas vecinales son testigos incómodos para los gobiernos que quieren evitar la mínima contrariedad que pueda empañar la idea proyectada de que son los «Amancios Ortegas» de la política municipal. Y muchos y variados son los caminos para tratar de controlar las inevitables quejas que todo gobierno municipal tendrá que solucionar tarde o temprano.
Aquí lo intentaron y lo intentan con el ventilador del bulo a toda potencia, cuando se atribuye al gobierno anterior del PSOE, Los Verdes, Sueña Torrevieja, EU y APTCe, todos los males de Torrevieja. Eduardo Dolón y el resto de concejales del equipo de gobierno, en un tono que recuerda al programa bolivariano de Televisión «Aló, presidente», lanzan sus monólogos, pleno tras pleno, en los que toda queja actual, cualquier problema en la ciudad, es achacable a José Manuel Dolón y a sus cuatro años de gobierno. Los del PP, gestores lo son poco; propagandistas, lo son las veinticuatro horas.
Al principio crearon aquella figura de «delegados de barrio», de dudosa legitimidad democrática -y que ha quedado para que el alcalde se saque alguna foto para el Facebook y poco más-, y con el único propósito de canalizar toda comunicación, sugerencia o queja que viniera de los barrios a través de gentes presuntamente afines al partido en el gobierno. Pero el tema de los delegados de barrio le salió rana al gobierno local y las quejas vecinales han sobrepasado por completo ese cauce. La ciudadanía, despojada de antiguos miedos, ha entendido que el nuevo ágora para mostrar sus denuncias, quejas o sugerencias sobre la ciudad son las redes sociales y cada vez más el debate político se ha instalado en ellas. Esto es algo de lo que todos los partidos políticos deberían tomar buena nota. Y me consta que algunos llevan la cuenta de los «me gusta» o comentarios, como improvisados censores de lo que ya es imparable.
Eduardo Dolón, en su largo camino hacia la nada, en su «show about nothing», se ha abonado al victimismo como Puigdemont. Y no duda en recurrir a las técnicas usadas por el independentismo de atribuir a los otros todos los males, de despojarles de su condición de ciudadanos y arrogarse el derecho a decidir el futuro por encima de cualquiera. Aquí no hay un estado opresor, no hay un «España nos roba», tan sólo un gobierno anterior al que tratar de atribuir el soniquete del fracaso, tratando de trasladar la idea de un gobierno y sus herederos actuales deslegitimados desde aquel momento para gobernar la ciudad. La ciudad les pertenece, sólo el PP está legitimado por los dioses y la historia para gobernar Torrevieja.
Semejante dislate requiere levantar la voz y defender el legado de un alcalde y un gobierno en minoría, torpedeado permanentemente por la oposición, amenazado día sí otro también con una moción de censura, y que puso a Torrevieja y a la legalidad en la acción de gobierno por encima de todo.
«Amancios Ortegas»
Yo antes de hablar de Don Amancio suelo cepillarme la boca, enjuagarme con elixir, y pulverizarme con desodorante bucal. Otros no sé…
un tono que recuerda al programa bolivariano de Televisión «Aló, presidente»,
Hay que joderse viniendo de quien viene y habiendo visto lo que hemos visto
La ciudadanía, despojada de antiguos miedos, ha entendido que el nuevo ágora para mostrar sus denuncias,
es la pitada a Sánchez el día de la Fiesta de la Hispanidad (y otros), como ha quedado demostrado infinidad de veces
«show about nothing»,
Si no tiene cordones pueden ser mocasines, en caso contrario: el Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia del gobierno comunista sanchez
Por cierto, ¿no dijo el mandado de la Moncloa que se comprometía a traer de vuelta a España a Puigdemont? ¿Para cuándo?
En el cuadragésimo congreso federal ha dicho que es socialdemócrata, y siendo la mentira su forma de vida política habitual es señal inequívoca de que es comunista.
Se pusieron la mascarilla en exteriores, se la quitaron en interiores y a la finalización, Lambán dio positivo por Covid-19. Toda una metáfora de lo que es ese partido.
Por cierto, se ha nombrado a uno como secretario de reforma constitucional. ¿De qué reforma constitucional estamos hablando? ¿De robar a todos los españoles la soberanía nacional de España? Pues va a ser que no. Y lo dejo aquí que no me quiero calentar
¿Qué piensa el ínclito consejal de las palabras de Otegui? Sí, el representante de la ETA incorporada a la gobernación del Estado por el gobierno de su partido, cuyos representados presuntamente votarán los presupuestos de este año. A mí me parece un blanqueamiento de la ETA por parte de la PSOE a cambio de unos votos necesarios para seguir un año más.
¿Cómo dicen que Otegui no es la ETA si habla por la ETA?
Dos que duermen en el mismo colchón se hacen de la misma condición.
Leído en Internet:
Sánchez se atribuye una donación de Amancio Ortega pagada al 100% por el empresario
El Gobierno saca una nota de prensa para anunciar la donación de Ortega cuyo titular protagoniza Sánchez sin mencionar al empresario.
Por lo que hablábamos de cepillarme la boca, enjuagarme con elixir, y pulverizarme con desodorante bucal…
¿Qué piensa el susodicho de las grabaciones a Otegui diciendo que va a votar los presupuestos a cambio de la excarcelación de 200 presos, hoy calificado por Felipe González como inaceptable?
Pablo Iglesias Posse tuvo sus sicarios políticos en el PSOE: Largo y
Prieto; Pablo Iglesias Turrión tiene los suyos: Zapatero y Sánchez. Y no digo más por no faltar.
Leido en internet
ABC
«Otegi destapa el plan del Gobierno para ganarse a Bildu». Dice el editorial que «el crédito que el PSOE da a Arnaldo Otegi debe ser suficiente para creerle cuando afirmó el lunes ante militantes de Bildu que está dispuesto a votar los Presupuestos Generales «si con eso salen 200 presos de ETA». Otegi no miente, y Sánchez y Marlaska, sí». Bueno, de hecho Sánchez no ha hecho otra cosa en política más que mentir, es el embuste con patas.
«Con lo que no contaba Sánchez es con que Otegi delatara toda la estrategia ante sus fieles y fuese grabado». «Los ataques de dignidad de Sánchez caen, pues, por su propio peso, y ahora es él quien también tendría que pedir perdón a los españoles. Primero, por blanquear a ETA y bendecir a Otegi; segundo, por pactar ‘votos por presos’, dejando a las víctimas del terrorismo abandonadas; y tercero, porque una vez más Moncloa ha vuelto a mentir». Estamos acostumbrados. Si cada vez que Sánchez miente tuviera que pedir perdón no haría otra cosa las 24 horas del día.