Roberto Barrios Gómez-Valadés
Militante de Izquierda Unida
El recientemente fallecido Orlando Zapata, preso cubano que fue detenido por agresión en trifulca callejera, durante la cual golpeó con un machete a otra persona, rompiéndole el cráneo, por lo que fue juzgado y declarado culpable de agresión y condenado por la justicia cubana a tres años de prisión por homicidio frustrado; en posteriores actuaciones muy agresivas dentro de la prisión, ya en contacto con los agentes opositores también encarcelados, fue incrementando su condena, como ha ocurrido siempre, ocurre y seguirá ocurriendo en cualquier país en que se incrementan las penas de prisión por actos delictivos dentro de los establecimientos carcelarios.
La propaganda anticastrista ha difundido la imagen de disidente político desde su juventud, lo que es rigurosamente falso, aunque ya se sabe que, como dijo el nazi J. Goebbels, «una mentira mil veces repetida terminará siendo verdad».
Al lamentable deceso de este preso, causado por una neumonía adquirida durante la huelga de hambre que mantenía, ocurrido el día 23 de febrero, sin que los médicos del Hospital de Camagüey que le atendían pudieran evitarlo, se ha unido la virulenta utilización mediática del ayuno voluntario que declara al día siguiente, 24 del mismo mes, el periodista opositor Guillermo Fariñas.
Este hecho ha venido a sustituir a todos los demás asuntos que en el mundo acontecen, crímenes de lesa humanidad incluidos, como noticia importante digna de todas las primeras páginas y acontecimiento central de informativos e incluso motivo de programas especiales de radio y televisión, no solo las privadas, también las públicas, así mismo dirigidas por los propagandistas del paraíso neoliberal capitalista. La ofensiva mediática al gobierno cubano no tiene otro fin que socavar el apoyo internacional a Cuba, dado sucesivamente en Naciones Unidas (la última vez por 187 votos a favor de Cuba, 3 en contra y 2 abstenciones). Por el mismo organismo fue señalada en 2009 como el estado más respetuoso con los Derechos Humanos, además de los premios de la UNESCO por las campañas de sanidad y alfabetización desarrolladas, no sólo en Cuba, sino en otros pueblos de América Latina, África y Asia.
¿Qué hace Cuba para merecer tanta atención del imperialismo mediático? ¿Por qué se ha dejado de informar en primera de los desastres de Haití, Chile, sur de Perú e inundaciones? Los crímenes políticos en Honduras o Colombia, ¿no merecen ser conocidos por la sociedad? ¿Por qué no se condenan los crímenes, el terrorismo que ejerce el estado de Israel contra los palestinos en Cisjordania y Gaza? Y el terror y la represión al que está sometido el pueblo saharaui por el reyezuelo medieval alahuita, ¿por qué no la veraz y continua información y condena?
Cuba significa el camino de la emancipación de los pueblos. Cuba es el «virus» anti-imperialista y anti-capitalista que puede contaminar no sólo a América Latina, sino al mundo entero. De ahí la urgencia para combatir el contagio que pueda desenmascarar los paraísos capitalistas, sobre todo en estos momentos en que más del 72% de la humanidad rechaza el capitalismo.
En esa tarea de «descontaminación», están a punto de conseguir el «doctorado» nuestros muy «democráticos» artistas del pesebre «prisiástico» y los «progres», también los del Ayuntamiento de Rivas, faltando a los acuerdos federales de Izquierda Unida, o Los Verdes de Torrevieja, que de forma oportunista presentan una moción crítica y vergonzante contra Cuba, acompañados por la derecha más rancia y la grey de progresistas e izquierdistas desteñidos que, o sumidos en el confuso y negro pozo de la desinformación conducida, o muy en una clara condición de cómplices, contribuyen al chantaje al que se está sometiendo al gobierno cubano.
Si Cuba incurriera en el error político de sucumbir al chantaje del imperialismo, sería, entonces sí, el fin de la revolución cubana.
¡¡Viva Cuba y viva su Revolución!!
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