Cuando yo nací, en las aldeas no había médicos ni matronas: sólo las comadres, que se ayudaban las unas a las otras a la hora de dar a luz. En mi caso, mamá tenía mucha experiencia, ya que fui la octava, aparte de tres abortos fortuitos, pero aún así, todo parto comporta riesgo. A las siete de la mañana ya venía yo al mundo: mi madre mandó a mi hermana, Dolores, para avisar a la madrina y a C.R., la señora que estaba presente en los alumbramientos. Dicen que no hubo dificultad y, a las 7:30 A.M., aparecí. Pero no voy a contar esa anécdota de mi vida, sino el destino de C.R. Aquella mujer era delgadita, de tez fina y algo pálida, pelo rubio y ojos azules; estaba viuda y sin hijos, de manera que casi todos los días comía en casa ajena, ya que era muy servicial: lo mismo se la veía amortajando un cadáver, sosteniendo al niño sobre la pila bautismal, que llevando la cola de la novia. Pero, de buenas a primeras, la empezó a minar una extraña enfermedad que, poco a poco, la arrastraba a la tumba (creo que era cáncer de matriz). La ingresaron en el hospital y cada día estaba peor. Mi madre, dos tías mías y una prima lejana fueron a verla. Al llamar a la puerta de la habitación y pedir permiso para pasar, la respuesta fue un estruendoso pedo, seguido de una suave pedorreta. Al entrar ellas, la enferma, roja de vergüenza, decía: «¡Hijas mías, perdonad la “ventoseá”! ¡El médico me ha dicho que no me reprima!». Durante la hora que estuvieron las señoras de visita, cada tres por dos se oía la «traca» y la misma excusa. Al regresar a la aldea y ser preguntadas sobre la salud de C.R., mi madre, que siempre ha sido muy simpática, decía: «¡Está muy bien: imagínate que nos recibió a cañonazos y salvas de honor, como si fuésemos princesas!». Poco después falleció, pero siempre se la recordó como C.R. «la Ventoseá».
hola
acabo de descubrir esta página y leer tus escritos tan alucinantes.
con este en concreto me he reido mucho… ya sabes que a los Pozo Reyes este tema nos hace muchisima gracia.
Sigue escribiendo tan bien y siendo tan salerosa.
Petons
Hola ¿ que tal estás ?
Este escrito es estupendo jaja como me he reído leyéndolo he imaginándo las caras de todas ellas.
Me gusta mucho cómo haces tus narraciones. Te seguiré a través de este medio.
Petons y ¡¡ nos vemos !!