Me citan a Borges, el argentino fantástico que veía a través de los ojos del alma. Somos hombres inmersos en una «sociedad líquida», donde no dejamos huellas y el horizonte cambia de color y de distancia a cada instante. ¿Será verdad aunque sea tan terrible? ¿Es por eso por lo que se enseña en las escuelas la duda y el arte del olvido?, dice… Lo queremos borrar todo para no tener que conmemorar nada. No hay muerte ni pasado ejemplares que nos ayuden a proyectar el futuro. Es el presente, al que nos resistimos a considerar efímero, el que importa y nos ha de hacer felices…
«Danzad, malditos»… Todo me lo sugiere el Borges genial.
Salgo a donde casi todos los días después de oír las primeras andanadas de las medidas anticrisis. Zombi, desde luego, con cifras de cientos de millones de deuda mareantes y porque ahora resulta que también los «agentes sociales», como nosotros los pensionistas y los funcionarios mileuristas, debemos apechugar… ¡Quién nos iba a decir que la decisión apresurada de los gerifaltes del Partido Socialista de cambiar al sr. Bono por el sr. Rodríguez Zapatero nos iba a suponer tanto a todos, puesto que el atentado brutal de Chamartín a tres días de las elecciones de 2004 le puso a éste en sus manos la vara del poder -que para ello se cometió- con la que, según mi criterio, nos está dando de zurriagazos! No en balde le ha dicho una portavoz «mínima» en el Congreso esta mañana que «vuelva a sus orígenes» y disponga el regreso de nuestras tropas de Afganistán. Bueno, sus tropas no, que su tropa Guardia de Corps es su UME gloriosa. Debiera haber dicho sus muchachos uniformados de la gran ONG nacional. Soldados valientes, para el amigo americano de ahora en su arenga del otro día. El que también lo ha llamado para decirle que haga una política social de verdad y que consiste en reducir muy considerablemente el déficit y afronte las reformas que creen empleo y crecimiento. A la vuelta a casa me lo encuentro agradeciendo a CIU y PNV, ¡cómo no!, su apoyo a la gobernanza durante estos años pasados… que amor con amor se paga.
En donde todos los días me entretengo en oír las lecturas que tocan, hoy, casualmente, se nos repite la estancia de Pablo de Tarso en Atenas. Y a aquellos griegos del ágora, cuna del saber de la época, tan repletos de filósofos, estoicos y epicúreos, tanto da, inventores del discurso y del debate… y de la democracia, según dicen, les manifiesta su asombro por la cantidad de dioses a los que rendían pleitesía… También a un Dios desconocido al que Pablo intentó,
sin conseguirlo, que identificaran con el que un día lo tiró de su caballo y por Quien vivió dando testimonio hasta el martirio… Griegos, por lo visto, en «sociedad líquida», ya por aquellos entonces. Por éstos de ahora ni te cuento, pues han dado lugar a la hecatombe económica y financiera que se nos ha venido encima…
¿Estaremos empezando a ser nosotros «sociedad líquida» también? ¿Como la de Borges, como la de mis queridos griegos…?
JortizrochE
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