Con este número 380 celebramos el undécimo aniversario de El Periódico de Torrevieja, que cumplió hace unos días.
Algo que en su día nació de una gran ilusión por llegar a hacer un medio plural e independiente, donde la gente sencilla pudiera expresar sus opiniones, quejas y felicitaciones, así como conocer todo lo que sucedía en su ciudad, es actualmente mucho más que todo eso. Se ha convertido, como nos manifiestan nuestros lectores, en indispensable para los torrevejenses de aquí y de allá, que pueden expresar y conocer a través de él el auténtico pulso de la ciudad. Recientemente se daba a conocer una encuesta llevada a cabo desde Valencia a petición de APYMECO, donde El Periódico se encontraba en los primeros puestos en cuanto a las preferencias de los lectores torrevejenses, y eso nos llena de satisfacción y nos compensa de ciertos comportamientos, digamos, poco agradables, con los que quizá se intenta menoscabar nuestro ánimo.
Porque no se le pueden poner puertas al campo, ni zancadillas a la normal evolución tecnológica, ahí está nuestra página web, www.torreguia.es, también desde 1997, transmitiendo a todo el mundo el sentir de Torrevieja, con sus cosas buenas y algunas no tan buenas, pero siempre desde el más absoluto respeto y el cariño por nuestra tierra, y que en esta última etapa ha conseguido multiplicar ampliamente el número de visitas, estando siempre en los primeros puestos de los principales buscadores, en información sobre cuanto acontece en Torrevieja. El diario digital, siempre actualizado y veraz, igual de independiente que El Periódico, es visitado por miles de personas de todo el mundo que nos preguntan si existe edición en papel. Una pequeña parte de esa web está formada por el foro, que tanta expectación y participación ha suscitado. Son temas que no se pueden obviar, ni parar en los tiempos en que estamos, porque son el futuro que viene imponiendo sus nuevas aplicaciones, con la famosa globalización, donde todo está ahí al lado, aunque se encuentre a miles de kilómetros, y no se puede evitar, ni controlar, como si fuese algo pequeño y local sin apenas difusión.
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