I Have a Dream!

«¡Yo tengo un sueño!». Palabras que dijo Martin Luther King frente al momumento de Lincoln durante su marcha de la no violencia, en Washington, en 1963. El Reverendo King luchaba por un mundo de fraternidad y amor, donde los hombres se unieran, sin importar credo, raza o ideas políticas. La misma ilusión acariciaba, allá por 1861, Abraham Lincoln, 16º Presidente de EEUU, al dictar sus leyes de Confiscación, abogando por la libertad de esclavos y la abolición de la esclavitud en el distrito de Columbia. Aquel Presidente fue el promotor de lo que hoy está viviendo el mundo como un acontecimiento único en la historia; que el hijo de Barack y Ann fuese el 44º Presidente de Estados Unidos y «afroamericano» (Dato curioso: Michelle Obama tiene  44 años, ¿casualidad? ¿decisión divina?).
El 14-4-1865, el asesino John Wilkes Booth mató a tiros a Lincoln, rompiendo el sueño de ver su país hermanado. Otro tanto pasó a King, asesinado a los 39 años en Memphis, en una marcha pacífica.
Siempre ha habido «locos» que matan a personajes famosos por figurar en los anales de la historia, pero no piensan que no sólo matan al personaje, sino a toda su familia, al país o al mundo entero. En la boda del rey Alfonso XIII con Doña Victoria Eugenia, les lanzaron una bomba envuelta en un ramo de flores, desde un balcón, en la Puerta del Sol (Madrid); por suerte, se salvaron los Monarcas.
La gente racista pregunta qué nos parece que un NEGRO, así, con menosprecio, ocupe la Casa Blanca. Parece mentira que a estas alturas aún haya gente tan estrecha de miras y no reflexione que, en caso de catástrofe mundial, no sólo van a morir los de color (la muerte no distingue y siega sin compasión).
Le deseo al presidente Obama, de 47 años, que su mandato sea fructífero y el mundo mejore. El pueblo americano ha sentado las bases para que seamos más tolerantes, con la esperanza de estabilizar la Banca, que las guerras tan sin sentido finalicen o que el Protocolo de Kyoto o el efecto invernadero sean la realidad patente. España admira y respeta a esa bella nación donde se miran tanto Oriente como Occidente. ¡¡Feliz mandato, y que el «¡Yo tengo un sueño!» no sea una utopía!!

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