La salud mental y el arte de la profilaxis

Lao-tse

Pocas cosas debieran preocuparnos sobremanera, aunque para la salud debe reservarse el primer puesto si es que tomamos la vida en serio, pero, a juzgar por las citas con los médicos que rellenan nuestras agendas, el tema va tomando cuerpo cada día que pasa.
El pensador chino Lao-Tse vivió hacia el siglo V antes de nuestra era, y sus enseñanzas son tan actuales que nos sorprende por la agudeza de sus observaciones. Según algunos, fue coetáneo de Confucio y glorificó la sencillez en el estilo de vida, si bien intentando ser enigmático para hacernos reflexionar. He tenido acceso a las 48 colecciones de su obra, el «Tao Te Ching», por medio del Firefox, donde se multiplican sus consejos sobre el buen vivir: «El que domina a otros es fuerte», dice «pero el que se controla a sí mismo es poderoso». Lo intentó el maestro chino utilizando el sistema del autodominio más bien que el análisis, mientras que entre nosotros prevalecerá el segundo, la otra pendiente del proceso, que describiera Aristóteles como: «La salud es la justa medida entre el calor y el frío». Asombran, pues, muchas de sus sentencias sobre la economía del cuerpo y de la mente, que se podrían interpretar como la gimnasia de los ritmos interiores de la mente: «El sabio viaja todo el día sin perder el control de los cuatro infinitos, entre los que el yo ocupa un lugar privilegiado», diría él.
Pero la salud mental implica muchos elementos que no debieran pasar inadvertidos, aunque abunden los consejos, por lo que advertiría Terencio: «cuando estemos sanos, cuidado con leer demasiados libros sobre la salud, pues podríamos capitular con muchas sugerencias que nos defraudarán». El sabio Salomón, un rey de sobrenombre Jedidias en el Tanaj o Antiguo Testamento, nos advierte que la cura está en la mente más que en la terapia: «La mejor medicina es un ánimo gozoso», que Jonathan Swift comentaría libremente a su manera como «los mejores médicos del mundo son: el doctor dieta, el doctor reposo y el doctor alegría», permitiendo así que la Naturaleza logre encontrar un remedio que satisfaga a la vez al cuerpo y a la mente, como si ésta segunda recibiera protagonismo en nuestra confianza en los médicos de cabecera, de quienes dijera mi difunta madre al referirse a los potajes que nos curaban de constipados y dolores de estómago: «De equivocarte, que sea porque crees que te los ha recomendado tu doctor», pues el paciente que no utilice el pensar necesitará del humor para rellenar tardíamente este vacío que entrelaza, según el maestro del Tao, lo mental con lo psicológico en lo que experimentamos en nuestras dolencias de cada día.

HECHOS Y DICHOS
La medicina es un arte conjetural que casi carece de reglas.  Hugo de Celso

RECOMENDACIONES PRÁCTICAS DE UN MÉDICO
Vida honesta y arreglada – Usar de pocos remedios
La comida moderada – Ejercicio y diversión
Salir al campo algún rato – Y continua ocupación.

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