¿Declaración de bienes?

¿Es obligatorio que los políticos tengan la obligación de declarar sus bienes? Desde luego, no sé si será o no obligatorio, pero sí es necesario que los políticos nos digan a los ciudadanos con qué patrimonio inician su periplo y cuál es el último. Recientemente, el Consell valenciano puso a disposición de los ciudadanos el patrimonio de sus diputados. Ya en febrero de 2010, conocíamos, los ciudadanos, los bienes de nuestros diputados valencianos. Y yo me pregunto, ¿para qué vale eso? Pues, lógicamente, esto debería servir para marcar unos baremos, o saber si los políticos se han enriquecido por su labor y por sus prerrogativas de ejercer la política. Ya por el Boletín de la Comunidad Valenciana número 212, de 23/2/2010, conocíamos cómo Camps sólo tenía en su cuenta 900 euros y Barberá, un coche de hacía 21 años. El más rico era Cotino, con casi 2 millones de euros y una vivienda heredada con un valor catastral de tan sólo 7.735 euros. Con ese valor catastral, deberá ser algo irrelevante, no propio de alguien que posee más de 300 millones de las antiguas pesetas, en bienes muebles. Le seguía de cerca el diputado y entonces alcalde de Torrevieja. Poseía en dinero la cantidad nada desdeñable de 1.115.000 euros y en valores mobiliarios la cantidad de 405.374 euros.
Vista la cosa así, parece no indicar mucho pero a los ciudadanos. Nos da risa analizar y sacar conclusiones. Por ejemplo, se nos hace de muy difícil comprensión cómo un jefe del Consell haya sido capaz de apenas tener bienes; es más, yo diría que son bienes más propios de clases humildes que no de alguien que viste trajes que cuestan un «potosí». En referencia al señor Cotino, hoy defenestrado del equipo de Gobierno del Consell, me da la sensación de que su «riqueza» le viene de familia o herencia. Pero sí me atrevería a decirle al señor Cotino que actualice el valor catastral de su vivienda. En tercer lugar, es sumamente paradójico que el señor Mateo, que antes de meterse en política ejercía de mancebo de farmacia y al parecer tenía una hipoteca, declare como bienes dinerarios la cantidad de 1.115.000 euros (es decir, casi 200 millones de las antiguas pesetas), y como bienes inmuebles la cantidad de 405.374 euros. Es más, su antiguo amigo y ex-dirigente del PP de Torrevieja, hoy en otra formación política, ha declarado que Mateo ingresó de político como alcalde de Torrevieja con una hipoteca y se ha retirado como alcalde, con 12 millones de euros.
La verdad es que este señor está imputado y su caso sigue los años, hasta que por aburrimiento, o por no hacer nada, prescriba.
Por cierto, a la fecha que estoy escribiendo este artículo, tanto Mateo como 11 ediles todavía no han presentado la declaración de bienes actualizada en el Ayuntamiento de Torrevieja.
Entonces estarán conmigo en que para qué queremos los ciudadanos saber los bienes si a los propios responsables políticos les da igual que uno de los suyos se haya enriquecido por dar un «pelotazo urbanístico». Si hubiera seguido trabajando en su antiguo «oficio», desde luego no se hubiera hecho rico. Simplemente, la presentación de declaración de bienes es para limpiar la imagen, en la Comunidad Valenciana, ante tantos casos delictivos y de corrupción, como los Brugal y Gürtel.

Joaquín Garrido Mena