Estimados contribuyentes torrevejenses, digo que estamos al borde del caos, después de tener que soportar diariamente -aunque nos quieran dorar la píldora Rajoy y compañía- la realidad que soporta actualmente la Sociedad Española.
Por ejemplo: el avance de la corrupción, el avance del paro, el avance en los recortes de la educación, el avance en los recortes de la sanidad, el juicio contra el juez Garzón y el deterioro de la democracia en general, con la futura reforma del mercado laboral, recortar los derechos de los trabajadores en general.
En el tema de la sanidad, el que escribe este artículo ha sufrido últimamente como pensionista estos recortes del Partido Popular, que no tienen escrúpulos en recortar el «chocolate del loro», como son la recetas de los pensionistas -que, por desgracia, todos somos crónicos de algo-, para recortar gastos según estos burócratas de élite. Lo más curioso es que luego te enteras de que el «presunto» chorizo sr. Camps firma la prórroga del contrato de la Formula 1 un día antes de su dimisión, hasta 2019, con lo que esto supone de pagar con dinero público todo este montaje. Olé por los austeros. Este tío no tiene vergüenza, y luego a quitar médicos y profesores.
En este asunto tenebroso es cuando se ven los tentáculos de una «presunta» corrupción escandalosa en el Partido Popular de la Comunidad Valenciana. Lo más curioso es que el presunto chorizo sr. Camps va a Sevilla a poner velas a la Macarena, ¡vaya caradura! La culpa la tiene la gente que apoya a estos impresentables, pues son igual de «presuntos» que ellos. Les recuerdo, amigos lectores, que la sentencia del sr. Camps esta recurrida.
En el tema de la sanidad, creo yo que los pacientes tenemos unos «ángeles de la guardia» que son los médicos de familia. Son unos profesionales como la copa de un pino. Un aplauso para ellos/as.
En la vorágine de la realidad torrevejense, con multitud de noticias, hay unas cuantas que merecen una reflexión.
Por ejemplo: ver a estos artistas en el reparto de premios de prensa local, donde la ética, y la moral, brilla por su ausencia. Al ver en la foto al sr. Hernández Mateo acompañado de una serie de premiados se te cae la cara de vergüenza. ¡Cómo le gusta a esta gente salir en la foto! Esto se parece al síndrome de Estocolmo. Una pregunta inocente: ¿Quién ha pagado la comida tradicional? Seguramente estos comedores se han ido a casa sin pagar un euro. Para eso estamos los contribuyentes, para que se vayan contentos con sus montajes.
Otro tema que tiene su intriga es el relacionado con la Ampas y la Fapa en el tema de la enseñanza en Torrevieja, y su representación en este asunto. ¡Que venga a Torrevieja un «presunto» mercenario como el sr. Ramón López y su Fapa, defendiendo los recortes en el transporte escolar público en nuestra ciudad, acordado por el Partido Popular, y encima insultando a padres y madres de alumnos, que no están de acuerdo con estas actuaciones! Este tío es un impresentable de tomo y lomo. Este individuo, que es la cabeza visible de la tela de araña del PP, con su comportamiento, si tuviera un poco de vergüenza torera, tendría que dimitir como mínimo, y desaparecer de este escenario.
Lo más escandaloso es que estos personajes administran dinero público que pagamos todos los contribuyentes. Así nos luce el pelo.
Posdata.- Enterarte de las declaraciones del sr. Hernández Mateo, el mancebo que, según parece, se ha enriquecido en su actividad política, y que está imputado en los Juzgados, que se atreva a reivindicar entre otras el desdoble de la Nacional 332 a su paso por Torrevieja y la construcción de un sistema de drenaje para evitar inundaciones en esas zonas sensibles, a estas alturas, es de vergüenza. Que vengan a estas alturas los del Partido Popular a reivindicar nada, cuando ellos son los culpables de haber permitido hacer una ciudad muy deficiente, por permitir la especulación total, es de juzgado de guardia. No tienen vergüenza.
Nota.- Veo con agrado la lucha de los educadores de la enseñanza pública, por su dignidad y su futuro. Adelante en la lucha, estamos con vosotros.
¿Hasta cuándo? Al tiempo.
Gerardo Garrido
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