Somos monstruos, verdaderos monstruos, tanto los que piden que les rescaten como los que solicitan (que no son pocos) la definitiva redacción del proyuecto de aguas pluviales para nuestra ciudad. En verdad, en verdad os digo que hemos salido en casi todas las cadenas televisivas de este nuestro país de una forma gratuita, sin tener que desembolsar ni un solo euro para proyectarnos como municipio turístico de gran población. Efectivamente, hemos salido en imágenes hasta en el Canal 9, nuestra cadena favorita valenciana, que invierten en la visita del Papa y cuatro «choricetes» de tres al cuarto se lo llevan crudo con comisiones y demás, supuestamente, que se me había olvidado. Ahora sí que ha habido agua para todos, pero por un tubo, porque 130 litros por metro cuadrado es algo muy difícil de controlar, de prevenir. Nadie puede prever lo que la madre Naturaleza pueda o no pueda hacer cuando se cabrea. En este caso del agua del cielo, es que se ha cabreado de verdad y nos ha mandado un frágil castigo por no haber ejecutado más o menos bien las cosas, porque nuestras infraestructuras (como las de muchos sitios de este gran país) son realmente deficientes. En fin, de aquellos polvos, de no hacer los deberes con rigor, con sentido común y con… han venido estos lodos, y nunca mejor dicho, lodazales, inundaciones, gente cabreada, urbanizaciones enteras anegadas, coches destrozados… Bueno, y para eso están las cadenas de televisión, entre otras cosas, para sacar sus cámaras y denunciar las cosas, y en este caso nos han perjudicado, porque las imágenes no son nada favorables para la imagen turística de nuestra amada ciudad. Por cierto, soy de los que opinan, de siempre, que aman más una ciudad los que cuestionan las cosas que están en mal funcionamiento para ir mejorándolas que los que callan, otorgan y creen que la vida son cuatro risitas, cuatro lametones, cinco bajadas al moro, seis «barrigazos» en fiestas oficiales y otras tantas palmaditas en el hombro de quienes están o están arribita del macho, que diría un mejicano amigo mio. Bueno, por no liar más la banda, lo que quería decir y no he acabado de explicarme es que el Proyecto de Conducción de Aguas Pluviales, que tengo entendido que algo se hizo en su momento, sigue durmiendo el sueño de los justos, y que seguramente, después de lo ocurrido, alguien tendrá sentido común y comenzará a decir aquello de «¡hasta aquí hemos llegado!». Y es verdad que, cuando estas pequeñas catástrofes aparecen en imágenes en televisión, las cosas ya empiezan a verse de otra forma, y las risas se convierten en llantos, lágrimas y «quejíos». Y es que siempre mirando al ladrillo y sus suculentos beneficios nos han impedido priorizar en otros temas mucho más humanos, demasiado humanos, que diría el filósofo. Las lluvias torrenciales, esta primavera helada, me han puesto el artículo a huevo, pero no por eso me alegro, sino que me vuelvo a quedar un tanto congelado de ver que, durante más de veinte años, nos hemos mirado el ombligo sin saber que un poco más arriba y abajo sigue habiendo cuerpo. Quien tenga, claro. Yo doy las gracias al Canal 9, una vez más, por haber experimentado que Torrevieja también existe, a pesar de las lluvias, los vendavales, las riadas, y el control y manipulación de la Información en la Comunidad Valenciana, supuestamente. Mi jefe directo, Javier Montoro, seguro que ha ejecutado obras durante el pasado mandato. Seguro, y también seguro que seguirá haciéndolas hasta solventar casi definitivamente este gran problema. No es por peloteo, es que estoy seguro, cojones.
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