Antonio Ruiz Sáez
Concejal del Grupo Municipal Socialista
Espectáculo bochornoso al que asistimos el pasado Pleno del Ayuntamiento de Torrevieja por parte del portavoz del PP, el ínclito Albaladejo, utilizando unos métodos ruines y rastreros para justificar lo injustificable: que varios concejales y asesores se «han ido de marcha» a costa de la utilización de los teléfonos móviles con llamadas inapropiadas que pagamos todos los contribuyentes. El intento de desviar la atención de lo sucedido sacando unos comentarios del Facebook de la esposa de uno de los implicados para llegar al corazón de los ciudadanos es impropio y está fuera de lugar: aquí no se juzga lo que haya hecho o sus gustos sexuales, sino la utilización inapropiada de los móviles.
Vaya por delante que cada uno en su vida privada puede hacer lo que le plazca con su cuerpo y con su vida. Aquí de lo que se trata es que esos placeres o gustos los hacen con llamadas de teléfonos móviles que, como digo, pagamos todos, en unos tiempos difíciles en los que asistimos a recortes en las bases del estado del bienestar y en los que los ciudadanos lo están pasando mal y ven cómo los políticos despilfarran y malgastan.
Es de justicia que uno de los concejales del PP, el concejal de las chapuzas, el señor Montoro, haya pedido perdón por el mal uso de su telefóno, que ya es bastante en estos tiempos. A mi gusto, ese gesto lo debería haber hecho tomando la palabra en el Pleno y diciendo eso mismo, pero ante el órgano representativo de los ciudadanos, pero algo es algo en estos momentos en que no dimite nadie y en los que el débil alcalde Dolón, cada día con menos autoridad y cada día en un cargo que le está demasiado grande, debería haber cesado a todos los implicados.
Pero esto es mucho pedir, y me temo que ni el señor Plaza, ni el señor Gil Rebollo, ni el asesor de Protección Civil, ni el señor Riera por tapar estas irregularidades, con argumentos que no se los cree ni un niño de 5 años, van a tener la gallardía política de dimitir o al menos pedir perdón y devolver el dinero de las facturas, y mientras Albaladejo, defendiendo lo indefendible o rizando el rizo de lo imposible, hay que reconocerle que lo suyo tiene mérito, y el alcalde Dolón, cómplice de la situación, permitiendo que los sus concejales sigan yéndose de marcha ensuciando la imagen de la ciudad que tanto dicen querer.
A los ciudadanos nos gustaría conocer el uso de las subvenciones a los grupos municipales durante las pasadas legislaturas.