A escena nº487

Las prisas no son buenas consejeras, pero como estamos en fiestas y días extraños, me veo en la sana obligación de acelerar el artículo para que mis «compis» de redacción no se queden en la estacada. Así que manos al asunto. En principio quiero expresar mi más sincero, honesto, limpio y nítido agradecimiento a la jefa de este periódico por haber participado (que viene de pasta) en la edición de la novela presentada el pasado sábado, novela del torrevejense Rodolfo Carmona, y que lleva, ya para siempre, el título de «Nunca lo bebas con hielo». Uno, para no olvidar los agradables momentos de la noche, se fue a tomar un whisky con hielo picado, para festejar la primera edición de la «novelica». Estupenda narración, por cierto. La otra gran novela o ensayo, sobre la Transición política en la ciudad, ya saldrá, ya la anunciaremos con su debida antelación y la promoción que se merezca. Pero, por ahora, ya tenemos entre manos un trabajo que va a ser estupendo sobre la vida, obra y otras andaduras del polifacético artista (fotógrafo, pintor, músico, profesor de idiomas…) D. José Hódar Talavera.
Ahora lo que está de moda es largar al paro a periodistas y gente impresentable, como por ejemplo, el presidente de Prisa, que tiene ganas de reducir la plantilla de El País, y va a cepillarse a unos 150 empleados. Mientras tanto, él ha ganado en el pasado ejercicio unos 13 millones de euros. Y digo yo, ¿para qué se quiere ganar tanto dinero? ¿Se lo va a poder gastar en esta vida? En fin, lo que nos está ocurriendo es de locos, de mentirosos, de tramposos, de ambiciosos… de sinvergonzones de tomo y lomo, que diría mi viejo amigo Jaime Maestro Aguilera. Sin embargo, hoy, cuando escribo estas líneas, estoy saboreando todas las noticias relativas al juicio oral al ex-alcalde de esta ciudad en relación con la contrata del servicio de basuras. Que la responsabilidad total recaiga en un técnico fallecido a uno le parece de una ruindad tremenda, entre otras cosas, porque el fallecido no puede decir ni pío; y que con los testimonios de los diversos técnicos municipales no sea más que suficiente para tener una nítida idea de lo que ha pasado, pues qué quieren que les diga. Algo ha olido, y huele fatal, y vamos a ver cómo conluye todo esta historia chunga, pero que el servicio cuesta muchísimo dinero a las arcas municipales. Por lo demás, uno no va a pronunciarse al respecto hasta que la justicia no dictamine lo que deba dictaminar. Lo que sí digo es que, presuntamente, qué bien, hay mucho imputado en las filas del Partido Popular y hasta ahora nadie toma decisiones ejemplares al respecto. No sé, es como si estuvieran más allá del bien, del mal y de los regulares. Y si esto fuera poco, la próxima semana tendremos más asunto de los malditos móviles, tema que no para en tertulias amigas, tascas nocturnas, saraos festivos. Otro dislate que uno no sabe dónde va a llegar, cuándo va a terminar y cuántos afectados van a ir apareciendo. A mí todo esto me da más miedo que una atormentada noche de Halloween (no sé si se escribe así) en New York. Salud, y hasta el próximo envío otoñal.

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