Manuel Bueno
Director de Colesterol Teatro
Teatralmente, la India en sí misma es un fiero escenario. Todos los minutos de sus complejos días están incendiados por el drama del hambre, la pobreza y la inabarcable basura que se acumula en cada rincón de cualquier barrio, pueblo o ciudad que elijas visitar. La población de ese gran espacio-basurero (que no país-basura) ha de asociarse, indisolublemente, con el exceso (por su número de habitantes y por la capacidad de soportarse mutuamente). Nunca había visto un atasco de cientos caminones resignados, como elefantes heridos, ante un destino con imposible solución: entrar en Calcuta a la vez; un ir y venir de hombres-hormiga (sobre ruedas o a pie) en la búsqueda de ese golpe de suerte que les libere del tedio medieval que acompaña día a día su inteligencia y su pesar (Cuttack); una explosión de verde arrozal, tan limpia como irreal, iluminando mis pupilas de europeo incrédulo y vacilón hasta los tuétanos (Sunderbans); unas sonrisas, tan llenas, como un mar con su arena y sus algas y todo lo demás que le hace rebosar vida y esperanza hasta el atardecer (Puri); unas mujeres, tan ataviadamente dignas, que daban ganas de salir corriendo a su encuentro y pedirles que nos tocaran con su varita mágica y nos hicieran desaparecer por no estar a su altura y elegancia (Bubaneswhar).
Los componentes de Colesterol Teatro han viajado hasta estos lugares de la India para participar en el Festival Internacional de Teatro en Cuttack 2012 (Pakistán, Croacia, Polonia, Irán, Italia, etc). El día de nuestra puesta en escena, el público rugió como los tigres (de Bengala), es decir, a intervalos, profundamente y con garra. Aplaudieron, como sólo los hindis saben hacer: cantarinamente y con agradecimiento; y nosotros disfrutamos de su hospitalidad, calidez y espontaneidad por la increíble inocencia que le pusieron a todas las cosas en las que les pedimos que se involucraran. Lo cierto es que, por estos parajes, les encantamos (los claritos de piel): para observarnos (exhaustivamente), para imitarnos (a veces) y para hacerse fotos con una raza (en extinción) como la nuestra. Hemos vuelto y lo contamos. Efectivamente, España y la India son diferentes (en sí mismas y entre sí, por supuesto).
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