Domingo Soler Torregrosa
Concejal Alternativa Popular de Torrevieja
Conozco a un líder de la oposición de la Vega Baja que hace unos años salió en la portada de su periódico del partido con una mordaza en la boca. Con esa foto, en la que parecía venido de otro mundo, denunciaba cómo el alcalde de su pueblo intentaba mantenerle callado negándole información y poniéndole todas las trabas posibles para que no pudiera ejercer su derecho como representante público. Aquel líder de la oposición hoy es alcalde y aquel alcalde ya no es ni secretario general de su partido.
Como ven, no le sirvió de nada a ese alcalde intentar amordazar a la oposición, como tampoco le servirá de nada al alcalde de Torrevieja sus triquiñuelas para callarnos. Porque debe saber el señor Dolón y el Rasputín que le cuchichea en ruso al oído ofreciéndole sabios consejos como estos, que ni la negación de fiscalizar expedientes en los plenos ordinarios –cuando no hay nada que lo prohíba y lo ha permitido durante el primer año de legislatura-, ni la imposición de hacer firmar a siete concejales para solicitar plenos extraordinarios en vez de seis intentando recortar los derechos de los concejales y los ciudadanos a saber –cosa que se ha hecho en tres plenos en esta mandato y que está amparado en la jurisprudencia y los informes de la Secretaria del Ayuntamiento-, ni que se niegue a que se lean preguntas incómodas de la oposición perfectamente presentadas en tiempo y forma –como en el último Pleno-, ni tampoco su último invento de negarnos el acceso a los decretos y resoluciones de los órganos unipersonales –que es donde se ven, junto las Juntas de Gobierno Local, lo que hacen con nuestro dinero-, alegando que ya se da cuenta en Pleno dos meses después o la amenaza velada de que nos va a trasladar a un edificio sin ascensor para dificultar a los ciudadanos que sigan viniendo a vernos y exponernos sus inquietudes, le va a servir para callarnos ni para seguir denunciando los disparates que se están cometiendo con el dinero público de los torrevejenses y la imagen de la ciudad.
Y es que la mordaza es algo que le gusta a este hombre-niño-alcalde porque si no tampoco se entiende que permita que con el dinero de todos los que vivimos en esta maravillosa Torrevieja se le pague a una televisión privada –a la que no todos tenemos acceso bien por no pagar una cuota bien porque ni siquiera llegue a nuestros hogares la señal- 70.000 euros al año y a su página web hermana otros 65.000€ por, entre otras cosas, retransmitir los plenos evitando que se escuchen las preguntas del público. Las preguntas de ustedes. El momento en el que los ciudadanos pueden dirigirse a su máximo mandatario para plantearle sus dudas y exigirle respuestas. Pues no, este medio privado –que se beneficia de muchísimo dinero público-, corta justo después de que intervengan los concejales en el turno de ruegos y preguntas. Y así, por ejemplo, aquellos que desde sus casas veían esta cadena, no pudieron ver cómo la policía local –representados por 20 agentes de paisano entre el público- tomaron la palabra y pusieron a hoja-perejil a su concejal –el mismo que cambia señales de tráfico cuando le multan-.
Cuando uno intenta amordazar, cuando tiene miedo administrativo, cuando se es de todo menos transparente aunque lo pregone a los cuatro vientos –dime de qué presumes y te diré de qué careces-… cuando uno hace del miedo y del estómago agradecido su forma de aferrarse al poder es porque no tiene ni mayor capacidad ni mayor autoridad moral para ir de frente y vestirse, como los hombres adultos y responsables, por los pies.
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