Lampedusa: trescientos y pico ahogados del hambre, africanos. Cien mujeres, niños, hombres muertos de sed en el desierto intentando llegar al «paraíso» del primer mundo. Catorce esta misma semana se han ahogado a dos pasos de llegar a Ceuta. Los demás que iban en la patera lograron llegar, pero el recibimiento, como siempre, es de «acoso y derribo». El espectáculo ha sido dramático. Brutal. Criminal. Sin paliativos. Y coronando los muros y alambradas las «disuasorias» con nombre «MUSICAL». Las concertinas cuchillas para herir, desgarrar los pobres cuerpos de los «nadie» que intentan llegar a Europa huyendo de la miseria, la hambruna, la falta de todo. Agua, comida, medicinas y un largo etcétera. Y nuestro gobierno sin conciencia ni humanidad, incluso con nosotros el pueblo de a pie, rayando en el desprecio hacia los seres humanos, dicen que las cuchillas no hacen daño. Se ve que primero las han probado ellos en sus carnes antes de ponerlas al uso. «Como son tan cristianos»… Seguramente están ahí para afeitarles piernas, cuerpo, y dejarlos «bien arreglados» para entrar en esta España europeizada donde todos los poderosos se atan con «longaniza» unos a otros. ¡Qué buena gente!
África es un genocidio. El Mediterráneo su tumba y los poderes mundiales, sus asesinos.
Calpurnia
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