Ahora comienza la fiesta

Es evidente que cuando salga a la luz este articulillo de buena fe, viernes si no pasa nada y el destino no interrumpe la buena marcha de este periódico en papel, nos encontraremos casi en el llamado día de reflexión. No es que vayamos a estar todo el día dándole a la cabeza para discernir cuál va a ser la papeleta que voy a meter en la urna, creo yo, después de dos semanas de campaña electoral, que por cierto no ha sido muy ruidosa, ya que todo se ha llevado en su mayor medida a través de las redes sociales y en los debates de radio y televisión. Digo ruidosa en el sentido de que no han venido por aquí grandes «espadas». Creo recordar que estuvo con las Ampas el candidato socialista a la Generalitat Valenciana, Ximo Puig (que casi seguro van a gobernar con pactos o acuerdos), el actual Ministro de Industria y Turismo, Soria, vendiendo prácticamente las mismas cosas de siempre, que si Municipio Turístico de primer orden y tal y tal, y también ha venido Cayo Lara para acompañar a los militantes y simpatizantes de Izquierda Unida. Y poco más. Ya digo, todo se ha centrado en los debates de radio y tele. Voy a decir una cosa, y me da igual que moleste, pero no me ha gustado, personalmente, haber evitado un buen debate de programas entre todos los alcaldables. Si ha sido una estrategia muy estudiada o algo así, por parte del hoy por hoy principal partido, creo que no ha favorecido en nada a su candidato. Pero, en fin, doctores tiene la iglesia. Y ahora voy a escribir otra, más de ciencia ficción, me gustaría que los ciudadanos votaran masivamente en estos y en todos los comicios municipales, y que las listas fueran abiertas, y que el sistema electoral favoreciera a todos los partidos por igual. De producirse estas tres consideraciones, ¿alguien se imagina, aunque sea por un momento, un acuerdo o pacto municipal para la gobernanza de la ciudad durante cuatro años? ¿Y si la experiencia hubiera sido positiva para los intereses generales de la ciudadanía, quedarían enterradas para siempre las destructivas mayorías absolutas? ¡Ay, qué iluso, y cuánta inocencia! En fin, votemos, votemos, votemos y no dejemos de votar. Y suerte.

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