Con Miguel de Molina cantaron y bailaron Carmen Amaya, Concha Piquer… Hizo, como protagonista, la pelicula «El suspiro del moro» (Alhambra), coincidiendo con el comienzo de la Guerra Civil Española. Sus ideas republicanas lo llevaron a actuar ante las tropas de heridos y los de retaguardia. Al ganar la contienda bélica las derechas, a él se le complicó más su vida, no encontrando trabajo y siendo vetado, pero un empresario que le conocía de antaño, le ofreció que trabajara con Amalia de Isaura, una vez más, pero ganando 500 pesetas (3 euros). Ya veis la diferencia de salario. Estuvieron un año de gira por España y una noche se presentaron 3 hombres que lo detuvieron, para llevarlo a Jefatura, pero en realidad lo trasladaron al campo, dándole una enorme paliza que casi lo matan. Miguel relataba, gimiendo: «¡Las culatas con las que me golpeaban me sonaban como disparos y creí morir. Me hicieron tomar aceite de ricino, se orinaron en mí y me cortaron mis hermosos rizos pelándome al cero y allí me dejaron tirado en el suelo y moribundo!». A partir de esa fecha se le consideró «persona non grata», pero ignoró las órdenes y siguió trabajando, por lo que fue ingresado en la cárcel de Extremadura. Llorando, desilusionado y asqueado, se fue a Buenos Aires en 1943. Los cabecillas del golpe militar lo expulsaron del país, por «amoral». Deportado, volvió a España y trabajó como agente de antigüedades, hasta que en 1945 dio el salto a México, encontrando allí el boicot a los sindicatos. Eso le decidió a envalentonarse y en 1946 escribir una carta a Eva Perón; mujer humana y muy cercana a los desafortunados y «descamisados». Regresó a Argentina, formando su propia compañía de teatro, cosechando el éxito tan merecido y por el que llevaba toda su vida luchando. En 1952 hizo la pelicula «Ésta es mi vida». Ese año murió Evita; eso fue un duro golpe para él, que diría: «Eva era una verdadera dama y había entre nosotros una gran amistad y mutuo respeto».
Continuará…
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