Torrevieja en verano. La ciudad se divide entre quienes se encuentran disfrutando de sus vacaciones, quienes cuentan los días para que lleguen las suyas, y quienes renuncian por completo a ellas y trabajan sin descanso para aprovechar al máximo la temporada. Impera el calor sofocante, que se combate en las playas, llenas hasta la bandera, este año con sus socorristas sin sorpresas, y, como novedad, con duchas adaptadas para personas con movilidad reducida. Es época también de bullicio en las calles, de actividad en los comercios, de terracitas abarrotadas, de niños con sus abuelos corriendo por parques y plazas, y también de atascos de tráfico, de reorganización de la circulación en el paseo, y, un año más, de colapso en la variante de la N-332, cuyo desdoble sigue paralizado, mientras se pasan la pelota entre el Gobierno central y el autonómico, y el alcalde llama a la movilización ciudadana. Es época de regreso a las segundas residencias, de alquileres de temporada, de «currantes» de otros lares que buscan entre ellos -sin mucho éxito- una vivienda asequible, de visitas de familiares, de amigos que se «acoplan»… En definitiva, de lleno absoluto y desbordamiento de los servicios, con sus consecuentes quejas: limpieza, olores, ruidos… También es tiempo de conocer gente nueva, de reencontrarse con antiguos conocidos, de ver por la calle las caras de siempre alternándose con otras frescas, distintas, una diversidad multicultural por conocer. Noches de verano en Torrevieja con aires de habaneras junto al mar, verbenas en los barrios, fiesta en el puerto y en todos lados… Torrevieja en verano nunca duerme. Cada nuevo día se convierte en una aventura por descubrir. Bienvenida sea, pues, la temporada de verano.
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