El Periódico de Torrevieja nº383

La nueva situación mundial, a raíz de la llegada a la presidencia de los Estados Unidos de Barack Obama, primer presidente negro del país que abolió la esclavitud no hace tantos años, ha puesto de manifiesto que la utopía puede hacerse realidad. Nadie hubiera podido imaginar esto hace unos años, en un país como aquel, y sin embargo ahí está, además elegido por mayoría absoluta y aclamado mundialmente; lo que nos viene a demostrar que cualquier persona puede conseguir lo que se proponga, que todo es posible, si se tiene el valor suficiente y se está convencido, eso sí, con mucho esfuerzo y constancia, se puede mover el mundo.
Sólo hay que elegir el camino adecuado y no dejarse amilanar por los pusilánimes que prefieren arrastrarse, antes que significarse levantando un solo dedo para hacer algo digno.
También es de valorar la elegancia de McCain tras perder las elecciones. ¡Cuánto nos queda que aprender aún de esas viejas democracias! Escucharle reconociendo que ha perdido y diciendo a sus seguidores que apoyen al nuevo presidente, por el bien de la nación, fue toda una lección que muchos deberían aprender, para darse cuenta que el bien de la nación está por encima de cualquier partido político.
Tampoco estaría de más tomar nota de cómo ellos recuerdan a sus víctimas y, mientras aquí no hay casi nadie que quiera recordar a los inocentes torrevejenses que murieron aquel 25 de agosto de 1938, los ingleses celebraban esta semana -como cada año-, con la presencia de las autoridades locales, el «Remembrance Day», un acto en recuerdo a sus víctimas en la I Guerra Mundial, y hace unos días los ucranianos hacían lo propio con el «Holodomor» en el centro cultural y con varios concejales. Llama la atención que, mientras tanto, a los de aquí no se les homenajea de igual manera.
Siempre es bueno recordar que, por mucho que se diga que nunca pasa nada, que arriba siempre están los mismos, cuando vemos algo así nos damos cuenta de que no todo está establecido y tenemos el deber de intentar mejorar, para lograr un mundo mejor, o un país, o una ciudad.

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