The «generation gaps» o huecos generacionales

Oscar Wilde

Lo que más me impacta en los viejos bares y cafeterías es que parece que a algunos no les ha afectado el paso del tiempo, y fue precisamente en uno de ellos donde topé, en un paquetillo de azúcar, con un dicho de Oscar Wilde que me hizo retroceder a los años en que debí de haber sido aún más joven, porque la juventud no es superable.
Para Oscar Wilde (1864-1900), de origen y sentir irlandeses, la Vida se centra en el Arte y en mantenerse Joven siendo las superaciones más puntillistas e ingeniosas de la cultura. De origen protestante, se movió sobre todo en ambientes británicos, a los que escandalizaba con sus excesos de comportamiento. Dentro de las barreras intergeneracionales que se van repitiendo época tras época, sin que algunos las logren rebasar, él pretendía mantener siempre la mente joven experimentando de todo. Peligroso para algunos, que lo comparan al vino cuando se nos sube a la cabeza, es, sin embargo, un elixir para superar la existencia, aunque el vate inglés de la experiencia, Shakespeare, explicaba que los viejos no se fían de los jóvenes porque ellos habían sido ya jóvenes.
Nuestro gran Ortega y Gasset reconocía que la juventud tiene un derecho sagrado a equivocarse impunemente, por lo que Jean Cocteau les aconsejaría sabiamente que «se planteen los menos problemas posibles, pues ésta es la única manera de superarlos». Pero son inútiles la mayoría de las sugerencias que les demos, pues sus iniciativas van a ser mucho mejores que nuestros consejos, y aquí volvemos a Oscar Wilde, que les hablaba desde su frontera divisoria: «La juventud es la señora de la vida. Todo hombre nace rey, y todos los jóvenes tienen un reino que les aguarda. La lástima es que la mayor parte muere en el destierro, como tantos reyes». Por lo que Goethe, maestro para todas las generaciones, insistía en que no se instruyera demasiado a los jóvenes, más bien habría que estimularles a aprender por sí mismos.
Habría que declamar aquí los versos imperecederos de Rubén Darío, pues, a pesar de que a veces no nos sintamos jóvenes, dirá el poeta, juegan con el ritmo que nos mantiene vivos a lo largo de la existencia, explicándonos que, aunque simulen desaparecer, han logrado acompañarnos a lo largo de los años. He aquí los versos que en mi caso nunca han perdido su cadencia: «Juventud, divino tesoro – Te vas para no volver», que yo pondría entre signos de interrogación.

HECHOS Y DICHOS
Los viejos todo lo creen, los adultos todo lo sospechan, mientras que los jóvenes todo lo saben. Oscar Wilde

TODOS METEMOS LA PATA
Los peques utilizando las cuatro, los adultos con dos, mientras que los viejos necesitan tres.

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