El vivir profundo y con humor de la vejez a lo Charles Chaplin

No sé cómo me ha saltado a la imaginación el tema de la vejez, si bien desgranaré mis 78 años con la llegada de la primavera, que no son pocos y que han dejado más de una arruga en mi fallos de memoria. Pero habrá que sobreponerse a estos incidentes de la vida para poder asumir tales hechos con unos granitos de humor.
Me consuela constatar que Charlie Chaplin, ya avanzado en edad, no tomaba a broma el tema de su edad pero lo hacía con humor. Vivió 88 intensos años de vida, a juzgar por los cronistas que le marcan 1889-1977 en las lápidas de los recuerdos, lo que podría servir de consuelo a algunos. Sus dichos no tienen desperdicio, como tampoco sus películas cortas del cine mudo en que se expresaba con cualquier gesto que le saliera de las manos, con giros de su sombrero de copa, retorciendo sus botas de vagabundo o moviendo en círculos sus bigotes que hablaban más que sus labios. Por citar algunos de sus dictámenes sobre el tema que tratamos, he aquí tres que nos harán recapacitar: «La vida significará poco para una persona si no es un deseo» o «algo resulta tan evidente como el morir y esto es la vida, y «a final de cuentas, todo el vivir es un chiste». Yo habría dicho una broma digna de celebrarse con un brindis en grupos de octogenarios.
Un cómico, diría Charles Chaplin, no puede atreverse a hacer comedia de la profundidad con la que quieren vivir los entrados en edad. Winston Churchill decía sobre sus experiencias personales, escondiéndose tras la columna de humo que levantaba su cigarro, que «la imaginación le aliviaba de lo que no había logrado hacer, pero que gracias al humor se consolaba con lo que había conseguido en la vida», que es la mejor lección para aprender sin malgastarla inútilmente en bagatelas. Y habrá quien la estime recreando un drama personal, lamentándose de no haber sabido ser joven, pensaba Oscar Wilde, cuando lo importante es mantener siempre el mismo estado de ánimo sin repetir año tras año los mismos errores.
Quiero terminar estos pensamientos para quienes no teman el día de mañana y sin vivir en un pasado, que imaginen ser mejor que el presente en el que realmente vivimos todos. A mí me han encantado siempre las sugerencias de los maestros orientales que parecen no envejecer nunca, como si la verdad de la juventud se mantuviera viva entre quienes, dictaminaba el poeta indio Rabindranath Tagore, no la guardan en el arca de las memorias, sino que la mantienen viva e intacta en el día a día de sus vivencias para que no se altere con el paso de los años.

HECHOS Y DICHOS
Envejecer es como escalar una gran montaña: las fuerzas disminuyen durante la subida, aunque la mirada será más libre, la vista más amplia y el corazón más sereno. Ingmar Bergman

PROVERBIO
La vejez comienza cuando el recuerdo es más poderoso que la esperanza.

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