La entrada en años y la sensación muda del silencio

Charles Chaplin

A alguien se le ocurrió bajar un youtube sobre la «Philosophy of old age», mandándomelo luego por Internet. No sé si fue para que rebobinara mis días pasados o para que los olvidase. Me encantó apearme entre ambos para ver si la cercanía de mis 80 años me obligaba a revivirlos con más intensidad, antes de que se me esfumasen.
Y me vino a la memoria el caso de mi actor avorito, el londinense Charles Spencer Chaplin (nacido en 1888), que murió nonagenario, por más que nos resulte superdifícil aplicarle los dictámenes de la edad, incólume a los desencantos de la vida y disconforme con los vivientes cuando no acaban de dar de bruces con ella. Lo más significativo de sus películas, sobre todo las mudas, es que lograra decir un mucho con un mínimo de gesticulaciones, aunque su silencio fuera elocuente en la parquedad con que lo comunicaba todo: Se superaba a sí mismo callando, si es verdad que «el callar pertenece más que a nadie a los dioses», mantenía Plutarco. Y, ¿por qué no?, observaba Benjamin Franklin, pues las hormigas son capaces de contarnos todo sin necesidad de proferir palabra alguna. Yo el otro día me quedé atónito ante una diminuta araña que me hipnotizaba con su mirada, moviendo sus pestañas múltiples en las que se leía que estaba satisfecha de vivir en libertad, observando minuciosamente todos mis movimientos. Y volvió otra mañana al mismo sitio, pero no más.
Los viejos sabios chinos que ronronean cuando se comunican, decía Lyn Yutang, se envician consumiendo silencio que puede resultar antihigiénico, causándoles empachos. «Las palabras no pronunciadas, si se cantan», leemos en el trascoro de la Catedral de Toledo, «son más sabias porque sólo puede oirlas el corazón»; que nuestro Calderón expresó en aquel verso admirable: «O calla o di algo que mejor que callar sea». Sin comentario.

HECHOS Y DICHOS
Lo serio del problema no está en mencionar la edad, sino en caer en la cuenta de que se ha sido joven.  Oscar Wilde

UNO DE LOS 460 PROVERBIOS EN LA RED SOBRE LA EDAD
Cuando joven, de ilusiones; cuando viejo, de recuerdos.

Sé el primero en comentar

Dejar una contestacion

Tu dirección de correo electrónico no será publicada.


*


*