El Periódico de Torrevieja nº437

Las incógnitas comienzan a ir desvelándose poco a poco. Ya conocemos a algún candidato de cara a las próximas elecciones municipales y ahora también sabemos de otro que no lo será. El alcalde confirmó que cumplirá la promesa hecha a su familia, de dejar la Alcaldía, que no la política, ya que, al parecer, irá a Valencia, puesto que dijo estar a disposición del partido, desde el que aseguraron que es un valor en alza y seguirá siendo el presidente local, al no haber elecciones internas. Ahora empieza, como él dijo, la segunda parte, y no menos importante: la sucesión. ¿Quién será el afortunado o afortunada? Varios son los nombres que se están barajando. Parece que la elección tampoco será muy democrática, por mucho que lo pidieran algunos. Pero la gran duda está en si se elegirá al más capaz, al más preparado o al más obediente. Esperemos que sea la mejor opción, no sólo para el partido, sino para los ciudadanos de Torrevieja. Atrás quedaron olvidadas las voces que pedían democracia interna, totalmente ignoradas y ocultadas, porque cuando se dice que hay una cohesión total en el partido y a la vez vemos cómo se van los miembros a mitad del Pleno, es que mucha cohesión no parece que exista. Quizá por eso hay que repetirlo varias veces, para que parezca cierto.
Mientras tanto, aquí, a pie de calle, seguimos si podemos, ya que se hace dificultoso a veces, debido al mal estado en que se encuentran algunas de ellas, hasta las principales del centro. Aparte de las fachadas con cascotes y en restauración, hay calles tan emblemáticas cómo Azorín, entre Caballero de Rodas y Ramón Gallud, o la esquina de ésta con María Parodi, donde da hasta miedo pasar, ya que más parecen calles abandonadas que de una ciudad turística en pleno siglo XXI. Alguien debería ocuparse de que no se ofreciera una imagen tan penosa, además del peligro que conlleva.

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