Se van poco a poco

En poco tiempo se nos han ido dos hombres, que, a su estilo, dejan profunda huella en el ánimo de la gente; el 1º, Manolo Otero, tan sexy, con esa voz melodiosa y acariciadora, cantando, por ejemplo, «Bella mujer» y otras canciones románticas, que hacían que todas las jovencitas de esa época, incluyéndome a mí, estuviesemos un poco enamoradas de él. No se quedaba atrás su mujer, Mª José Cantudo, la vedette alta, esbelta, bellísima, que deslumbraba a todo el mundo con su imagen seria y al mismo tiempo simpática. Para todos fue una sorpresa cuando se separaron. Al poco tiempo, él se fue a Sudamérica, donde ha muerto. Ella se quedó aquí con el hijo de ambos, «Manolito», que hoy es un hombre. El segundo personaje que dejó de existir es Peter Falk, más conocido como «el teniente Colombo» y su inseparable habano en la boca, esa eterna gabardina que nunca se quitaba y que debía oler a «tozuno», amén del cuadernico y el boli, que de poco le servían, pues siempre se le olvidaba algo y tenía que volver sobre sus pasos, para preguntar cualquier tontería, que él hilvanaba hábilmente hasta fabricar la madeja y solucionar el caso. Siempre ponía de ejemplo a su esposa y con una excusa exclamaba: «Dice mi mujer…». Este actor no tenía el físico que el primero, pues no era guapo ni garboso. Además, llevaba un ojo de cristal desde los 3 años, que se lo extirparon por un tumor. Sus hijas adoptivas, Jackie y Catherine, tendrán ahora una herencia fabulosa, de ese padre que interpretaba muchos papeles en su vida, como un currante más, hasta que se metió en la meca del cine y alli hizo su «agosto». Descansen en paz esos dos monstruos tan maravillosos y entrañables.

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