El Periódico de Torrevieja 457

Además del actual clima de incertidumbre mundial sobre la recuperación económica, continúan siendo noticia los problemas de corrupción. Cada vez van surgiendo más cercanos. Algunos son obligados a dimitir, aunque con honores y privilegios. Hay tantos políticos encausados por ello, que ya vamos encontrando personas con quienes hemos convivido de cerca, a las que hemos visto vivir como cualquier otro vecino y, sin embargo, desde su entrada en política, su economía subió como la espuma. Inexplicablemente aumentaron su patrimonio, negocios, fincas y poder adquisitivo, llegando el momento en que ya se sospechaba que un sueldo que, más o menos, es público, y aunque sea importante, no llegaría, ni por asomo, para tanto poderío. De pronto, un día empiezan a saltar las alarmas, sus compañeros de partido le van cubriendo, mientras pueden. Pero todo tiene su límite, y cuando ya no es posible tapar más, resulta «tocado» con la caída, por ejemplo, de la Caja de Ahorros donde tenía un importante cargo. Y los ciudadanos se preguntan: ¿qué hacen los miembros de partidos políticos en altos cargos de bancos? Y, ¿por qué no se depuran responsabilidades en los casos de corrupción que se van conociendo? ¿por qué sólo dicen que los otros también lo hicieron?… Son tantas las preguntas sin respuesta, que la gente ya desconfía de todos. Y es que da la sensación de que se lo llevan crudo y no pasa nada. Que la justicia sólo actúa en cosas pequeñas, pero todos esos casos que son tan claros, con ostentación y bendiciones -la mayoría son de misa y comunión diaría, a veces mucho más, con visitas a lugares santos, construcción de iglesias, ayudas generosas a otras, como intentando comprar también a Dios- siguen sin juzgar, ni resolver. Mientras tanto, aumenta el paro, los bancos se quedan con los pisos y el resto de la vida de los hipotecados, baja el estado del bienestar con los dichosos recortes y lo peor es que ellos continúan ahí protegidos, como «buenos cristianos, contribuyentes y practicantes» con tanta hipocresía, ya que si de verdad creyeran en Dios recordarían lo que Él hizo a los mercaderes que hacían negocios en su Casa.

Sé el primero en comentar

Dejar una contestacion

Tu dirección de correo electrónico no será publicada.


*


*