A escena nº477

Nueva quincena, nuevos bríos. Dispuesto a escribir cuatro palabras bien escritas, creo, y apechugar con el calificatvo de «pelota», una vez más. Voy a pasar de puntillas, y sin tacones, por el turbulento Pleno municipal; pero a mí me da que el máximo responsable de todas estas escaramuzas plenarias es… Dios (y que me perdone con cuatro avemarías) y la herencia que nos ha dejado manifiesta, es decir, costumbres, usos, abusos, tropelías, rasgos y múltiples afinidades con las sombras malévolas que produce el poder terrenal. Y como eso no lo vamos a evitar de momento, tendremos que seguir insistiendo en que el concepto de libertad nos vaya impregnando por los poros hasta que nos suba de una puñetera vez al cerebro. Libertad para explicar, libertad para argumentar, libertad para contraargumentar, libertad para disentir, libertad para replicar, libertad para respetar, libertad para convivir, al fin. Yo, lo que quería explicar, y todavía no lo he hecho, es que, por ejemplo, sabía desde hace tiempo que el concejal de Infraestructuras (mi bendito jefe, oiga) llevaba entre secretos políticos el asunto de las dichosas ramblas torrevejenses, Juan Mateo y María Parodi. Quiero decir que estaba con la idea de hincarle el diente de una vez al problema de las pluviales, que lleva veintitantos años sin solventar, que se dice pronto. Como muchas «perras» no hay, porque se han malgastado muchas muchas en cuestiones no prioritarias durante muchos muchos años, pues creo que ha echado mano de una de las empresas mixtas más solventes que hay para acometer una obra importante y que imagino irá por fases. Agamed era la clave, aunque, a toro pasado, igual podía haberse ejecutado con fondos Feil, Confianza, Desconfianza, o como sean. Agamed era el eje y alguien ha usado la sensatez, la cordura y el saber hacer para ejecutar una obra importantísima. Ojalá no crucemos «nunca mais» aquellos dichosos ríos que tanto nos cabreaban, echando por la boca rayos, centellas e incluso centollos.
Otro proyecto que llevaba en cartera (qué bien suena, algo así como Fomento), pero que ha tenido la inteligencia política -estoy hablando del mismo concejal, oye- de ofrecérselo al alcalde para que la diera en rueda de prensa informativa, como así ha sido, es el de reparar, arreglar, recomponer, resarcir a los ciudadanos, la calle Caballero de Rodas, tropelía europea. Y lo más interesante de toda esta histórica obra es que van a pedir daños, perjuicios, responsabilidades a la empresa constructora, una tal Sedesa, que en menudo Cristo ha metido al concejal de Infraestructuras Básicas y Servicios, cuando ha tenido que dar la cara, y se la han partido, por una obra que venía impuesta y con los «guisopasos» pertinentes. En fin, rectificar es de sabios, dicen, aunque el marrón ya te lo has comido, y un poco más y te quedas fuera de juego político.
OTROSÍ: Me agradó la penúltima idea de Apetece Soler -no sé si viable o no, para eso están los técnicos- de que una vez que se instale con poder en el Ayuntamiento -y lo está diciendo como enrabietado, con fuerza, oye- va a rescatar el servicio de basuras incrementando el número de trabajadores. Igual se le ocurre hacer lo mismo con el agua. Y es que, como ha quedado escrito para la Historia: «quebrar los Fueros de Aragón y Cataluña no es pedo de monja». Y lo digo con todo el respeto hacia la Historia de España y de Torrevieja. Salud y a barajar.

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