Con el final de noviembre y la llegada de diciembre, Torrevieja se transforma y huele a fiesta. Los torrevejenses estarán como estén, pero estas fiestas son sagradas. Son las del pueblo, las de la Purísima, las de toda la vida.
La Charamita, la procesión, la ofrenda, llenarán las calles. Sobre todo la recién arreglada Caballero de Rodas. Veremos lo que dura, esperemos que mucho. Pero si pudo hacerse así y no gastar tanto, ¿por qué no se hizo desde el principio? ¿a dónde fue todo aquel dineral? Eran otros tiempos y otros mandos. Una pena tanto despilfarro, son algunos de los comentarios que hace
la gente al pasar por ella estos días.
Todavía continuamos apareciendo en programas de televisión nacional debido a más llamadas desde los móviles municipales, incluso de madrugada y a programas y concursos de televisión. El alcalde ha anunciado que tiene información importante sobre ello, con la investigación que hay abierta y en cuanto la tenga toda lo comunicará. Esperaremos.
Mientras tanto, vemos con tristeza que siguen los recortes de todos los derechos, adquiridos durante siglos de lucha. Ahora le ha tocado a la Justicia, donde sólo quienes tengan dinero podrán aspirar a defenderse dignamente ante la ley, debido a las altas tasas que imponen para ello. Volvemos a pasos agigantados a las dos Españas, la que puede pagarse la Justicia, la Enseñanza, la Sanidad y vivir cómodamente, y la que no. Esa otra tiene, de nuevo, que emigrar para poder ganarse el pan y subsistir. Hace poco llegaban aquí los inmigrantes a trabajar y ahora tienen que salir otra vez los jóvenes españoles a buscar el sustento fuera de nuestras fronteras. No hablaremos hoy de los desaucios, que ya es demasiado.
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