Locke versus Hobbes

El siglo XVII fue una época muy compleja de grandes crisis y cambios en toda Europa; concretamente en lo que a la filosofía política se refiere, se estaba produciendo un gran debate en torno al Absolutismo. En este artículo me centro en dos figuras inglesas: Thomas Hobbes y John Locke.
Había dos pensamientos generales, los que estaban a favor del Absolutismo como forma de gobierno y los que estaban a favor del Liberalismo. Lo interesante de este debate, y por eso están aquí, son los argumentos que unos y otros esgrimían para defender sus correspondientes posiciones. Yo voy a dibujar trazos muy gordos como introducción, pero aconsejo a quien esté interesado que profundice en este tema apasionante, ya que los efectos de aquel debate siguen estando vivos entre nosotros más de trescientos años después.
Comienzo por el más viejo. Thomas Hobbes vivió entre 1588 y 1679, fue un clérigo inglés que defendía con mucha fuerza la Monarquía de Derecho Divino, es decir, el Absolutismo. Como filósofo aparece en todas las Historias de la Filosofía como mecanicista y naturalista. Intervino en la política a favor del rey y en contra del parlamento, con un libro que llamó «Elementos del Derecho Natural y Político», en el cual defendía la Prerrogativa Regia; eso significa que el rey tiene derechos exclusivos de su soberanía y que constantemente chocan con los derechos del Papa. A esta disputa, que ha durado siglos, se le ha llamado Regalismo. Pues bien, como consecuencia de haber metido las narices en política tuvo que salir de najas y exiliarse en París.
Su libro más conocido es «Leviatán». Su pensamiento sobre el hombre fue muy pesimista, de él dijo que el hombre es un lobo para el hombre. Sitúa al hombre en su estado primitivo, al que llama Estado de naturaleza, viviendo en un caos total donde todos luchan contra todos, y donde un individuo consigue la supremacía efímera por ser el más fuerte. Es por ese motivo que el hombre debe entregar su libertad al Estado, que en su libro llama Leviatán, sometiéndola para siempre y sin poder exigir nada al rey, por ningún motivo, aunque ése sea injusto.
Frente al Absolutismo, aparecieron las teorías llamadas Iusnaturalistas o de Derecho Natural, de las que Hugo Grocio fue su promotor, y que dejaré para otro momento.
Pues bien, como digo, en la postura opuesta está John Locke (1632-1704), contrario al Absolutismo y defensor del Liberalismo. Fue un filósofo de los llamados empiristas, que triunfó en la Revolución Gloriosa de 1688, y que en su libro «Tratados sobre el Gobierno Civil» se opone a la Monarquía de Derecho Divino por un lado, y al pesimismo de su compatriota Hobbes por otro.
Locke afirma que la soberanía reside en el pueblo, y que el Estado no es un poder supremo y respetable si no se dedica a defender los derechos civiles, que él identifica con la Ley Natural (Iusnaturalismo).
Sostuvo que el pueblo tiene el derecho y el deber a la rebelión armada contra su rey si la causa es justa; además, insistió en que el Gobierno debía estar sometido a un control, y a que hubiera una verdadera separación de poderes, que él llamaba especialización funcional; también insistía en que la religión y el estado deben estar claramente separados.
Contestando a Hobbes, defendió que el hombre nace naturalmente bueno, independiente e igual, y que es la tiranía del mal gobierno la causa de todas las desigualdades sociales y de su degradación como persona.
Como podemos ver, en mi opinión, este es un debate recurrente que surge una y otra vez a lo largo de toda nuestra historia, y son a grandes trazos los protagonistas de los grandes debates de nuestro tiempo todavía hoy.

Antonio Lora Jiménez

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