La calor

Manuel Bueno
Director de Colesterol Teatro

Me derrito. La calor me tiene frito. Como a un fiel camaleón. En su cama de neón. Como a una llama que ama. Como un frágil colibrí. Mojado, enojado, inquieto, enajenado y cañí.
Sin aire, me abato, me pierdo, me mato. Con tanta calor, me arrebato, me tiendo, me plancho, me pongo en adobo y no quiero salir.
Me he encerrado en la nevera. Primero fue una semana. Mes y medio, hará mañana. Y viendo lo que me espera, yo ya salgo en Primavera. El verano es un ladrón, que te roba hasta el sosiego, la cordura, la melena, la estrategia con las nenas. Es un perfecto cabrón.
El termómetro se ríe. El ventilador, alucina. El escroto se me fríe. No hay salero en la cocina. Meto los pies en remojo, dentro del zumo limón. La coliflor mira rara. El salchichón ni se inmuta. El Cabrales huele a muerto. O a ppolítico hijoputa.
La Luna está cabreada. El Sol no para, el julai, de sacudirnos estopa. Las estrellas van y vienen e indiferentes se besan. Los asteroides ya vuelan cual si fueran mariposas.
La nevera se ha parado. Ahora todo se derrite. Llueve del techo sangría. El pan es ya levadura. El fiambre y la ensalada, han perdido su cordura.
Ahora tengo dos problemas. Uno se llama calor. Y el putrefacto deshielo. Pues me subo al congelata. Con mis primos los pingüinos. Llamo a la puerta primero. Nadie sale a recibirme. Los tíos viven tan frescos. Que me ignoran. Que se burlan. Que me dicen que no curran.
Joder, con el Polo Norte. Que indiferencia, que hielo. No hablamos por no gastar. Calorías y desvelos. He descubierto una morsa que quiere tomarme el pelo. Yo la invito a una lambada. Pues tengo una lata en la bolsa de frituras preparadas.
La morsa es muy cariñosa. Hablando y bebiendo té. Me ha propuesto ser mi esposa. Yo, me acojono y me abro. Sí, la nevera, y me planto. En la cocina de casa. Que me asfixia. Que me abrasa. Porque solo veo candela y, a pesar de las heladas, unos bigotes de morsa y a los pingüinos Mafalda.
Ahora no sé qué hacer. Me quedo quieto y sin habla. Te miraré con descaro. Me derretiré entre tu falda. Me abrazarás como a un zombi. Ni más vivo, ni más muerto. Me acorralas en la calle. Me llevas siempre a tu huerto. Ni limones, ni melones. Tú me quieres congelado. Es lo que encuentro sin duda en tu increíble pasado.
Por la calor del verano. Estoy seco, alucinado. Tú sientes que ya soy tuyo. Y ni lo pienses, ni sueñes. A la estación yo me debo. De este Sol soy yo su esclavo. Y por más que alguien lo intente. Me paso el tiempo ocupado. Por la noche, soy la brisa, por el día, un triste mago.

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