Los tiempos sí están cambiando

Un estupendo poeta ya lo dijo en su día cantando, cuando yo era aún más joven, con una voz ronca, casi partida, pero hermosa en su interior: los tiempos están cambiando. Efectivamente, tanto en la política, como en los movimientos sociales, como en la economía. Ahora, en tiempos tan convulsos, tan reivindicativos, tan duros para los mismos de siempre, prima la economía y retroceden los valores. Ay, siempre igual, la lucha de clases. Mientras debatimos la futura forma de Estado, Monarquía o República (Monarquía ya sabemos lo que es; y lo otro, en síntesis, sería un no a la deuda, que paguen los que han creado la crisis, no a las privatizaciones porque sí, y sobre todo, trabajo para todos a ser posible): Mientras debatimos y debatimos, el Gobierno nos sigue metiendo goles por la escuadra: Privatización de AENA, ese pedazo de reforma del Consejo General del Poder Judicial (ay, los dichosos indultos y los aforamientos), la limitación a la libertad de expresión y etcétera. Y, por si fuera poco, volvemos a demonizar el movimiento Podemos desde todas las tribunas posibles. Menos mal que nos queda una monja benedictina, Forcadas, que plantea una alianza con este movimiento de cara a las próximas elecciones generales. La derecha siempre unida y la izquierda hecha unos zorros. Creo que la monja tiene más razón que una santa. Desde luego, quién lo iba a decir, los tiempos están cambiando. Ahora bien, una incógnita me llama poderosamente la atención: ¿quién va a liderar en Torrevieja esos mil trescientos votos de Podemos? El movimiento está fuerte. Ya veremos por estos pagos.
No saben ya cómo aplastar aún más la libertad de expresión que nos queda: censuran un portada de la revista «El Jueves», relacionada con la abdicación de Juan Carlos I. Revista satírica y de humor donde la haya, y que por ese ataque a la creatividad y libertad, 18 de sus artistas y colaboradores no sólo se han ido, sino que, además, han creado una revista digital que lleva por nombre «Orgullo y satisfacción». Buena gente, coño; buena gente. Eso se llama tener un par, pero un par, par, par…
Por aquí tuve yo, modestamente, una iniciativa algo similar, pero me falló el par derecho que tenía un tanto atrofiado, y claro, con uno solo era muy complicado. Así que, efectivamente, los tiempos están cambiando, dicen los que saben. La cuestión es que a los poderosos les sienta mal. Pues ya saben… salud y a seguir indignados.

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