La ola de calor y el capitán Ahab

Y el capitán Ahab surgió en la peor ola de calor del último siglo en un mes de junio. Resopló Moby Dick a babor, tan cerca que he podido asomarme al abismo, a las profundidades del alma humana en su versión política municipal sin efectos especiales que embellecieran ni la tormenta ni las imperfecciones que nos hacen ser lo que somos. Cuando creemos ser los adalides de todo y acabamos de becarios en una película de Berlanga, algo no encaja. Está claro que no saldré indemne de esta situación. Las heridas ya me sangran por el costado.
Por estos días se cumplen 200 años del nacimiento de Herman Melville. Y parece que nos hemos empeñado en hacerle el mejor homenaje de todos elevando a los altares de la prensa local la mejor versión de un capitán Ahab, insomne y atormentado, en busca de un alma que irremediablemente ya ha perdido.
Y estando en éstas se cayeron las palas del molino y se regó la mar inmensa, es metáfora, de nuestra bahía con un cóctel sin estrella Michelín de aguas fecales. Y nos quedamos sin actos centrales en el «Día del Orgullo». La vida sigue. Y el PP prometió la luna de Valencia desde el olimpo de los dioses electorales. La llegada de Eduardo Dolón traería El Dorado y el maná volvería a fluir sobre todos nosotros. La realidad es poco dada a cumplir las promesas políticas.
Moby Dick surca un océano cuajado de monstruos. El Pequod despliega todo el trapo, Nantucket aguarda. Embarcamos rumbo a lo desconocido. Torrevieja es lo único que me importa.

3 comentarios

  1. Si te importa Torrevieja, busca las causas de sus males en otros mares. Busca a los responsables del vertido, a los de la rotura del molino y a los de la falta del Carnaval LGTBIQ+ en otros puertos. Porque demuestra desfachatez y repoquísima vergüenza atribuir faltas a un equipo de gobierno que acaba de embarcarse.

    Una vez más, te recomiendo que pongáis orden en el PSOE, también en el de Torrevieja. A todos, españoles y torrevejenses, nos hace falta un partido y, en general, una izquierda regenerada y fortalecida en lo absoluto, no tratando de hundir al oponente para superarlo relativamente.

    Reflexionad: después de décadas de PP, incluso con su Brahman habiendo pisado presidio, ha vuelto. Y no por mérito propio sino por demérito vuestro.

    Ahab buscaba obsesivamente la venganza. Identificó en el cachalote a los monstruos que provocaban su propio caos. Con su tormento sólo buscaba referentes que sustituyeran al Dios que abandonó. La cacería a Moby Dick, además de travesía a la autodestrucción, no era más ni tampoco menos que la búsqueda de su concepto de la Justicia.

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